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Adicciones, lo que la pandemia dejo. Débora Serebrisky, Nicolás Segovia

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Actualmente las adicciones constituyen uno de los principales problemas de salud pública a nivel global. Hace tiempo que la evidencia científica respalda la concepción de la adicción como una enfermedad compleja, multideterminada y edificada sobre pautas socio-culturales, que afecta notablemente la calidad de vida de las personas, incrementando el riesgo de discapacidad y muerte. De manera que su abordaje representa un importante desafío para los sistemas de atención de la salud. La siguiente obra contiene relatos de diferentes experiencias en el abordaje de las adicciones durante uno de los momentos de mayor incertidumbre, tensión y desorientación de los últimos siglos: la aparición de la pandemia por Covid-19 y la experiencia de la cuarentena. Por tratarse de un hecho inédito e inesperado, ningún profesional contó con formación previa para afrontarlo. El desafío consistió en tener la predisposición para ir aprendiendo en el día a día y de hacer lo mejor posible con lo posible. En el caso de los dispositivos de tratamiento de las adicciones, en los que se debe realizar un esfuerzo permanente para lograr la adherencia, sostener la concurrencia y presencia de los individuos en sus respectivos tratamientos, hubo que lidiar con uno de los peores escenarios, el de la no presencia física de los pacientes, con el consiguiente riesgo de recaída y deserción del tratamiento que ello conlleva. Uno de los principales objetivos que nos planteamos para este libro era que no se limitara a la presentación de datos oficiales sobre los cambios en los consumos de drogas y en los tratamientos, sino que también incluyera recomendaciones acerca de cómo intervenir en situaciones específicas de esta “nueva normalidad” post Covid-19. Nos acompañaron en esta tarea profesionales de la república Argentina, de Uruguay y de España, todos ellos de vasta trayectoria en el tratamiento e investigación en adicciones: Laura Alasia, Osvaldo Chiarlo, Diego Cohon, Jorge Gil Tadeo, Marcelo González, Mariano Motuca, Héctor Murillo, Carlos Mussi, Nicolás Oliva, Ricardo Pautassi, Paúl Ruíz Santos, Florencia Semblat, Horacio Serebrinsky, Sergio Serebrinsky, Silvia Smazanovich, Marcela Waisman Campos y Juan Yaría. A todos ellos, nuestro enorme agradecimiento.

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D Serebrisky - N. Segovia // Adicciones - lo que la pandemia dejó Aguilar Sigüeñas, Cruz Vásquez & Villarreal Zegarra (2021) hicieron una revisión bibliográfica de la literatura existente acerca de las secuelas en salud mental desde la irrupción de la pandemia por Covid-19. Señalan que alrededor de un 50% de los pacientes que contrajeron la enfermedad manifestaron posteriormente síntomas de trastornos mentales. La mayoría padeció trastornos de ansiedad, en un segundo lugar se ubican aquellos pacientes con depresión y también identificaron un tercer grupo en el cual hubo una combinación entre ambas patologías. Describen como factores de riesgo a los sentimientos de soledad y desesperanza experimentados durante el curso de la enfermedad por coronavirus. Tausch et al. (2022) examinaron el impacto del Covid-19 en las poblaciones de la región de las Américas, incluyendo los servicios de salud mental. Describen un empeoramiento en la salud mental de la población. En países como Argentina, Estados Unidos, México y Brasil hubo un aumento significativo de los índices de ansiedad y depresión, mientras que en Canadá los síntomas de ansiedad de la población se cuadruplicaron y se duplicaron los síntomas depresivos. En Perú los datos daban cuenta de una prevalencia de depresión cinco veces mayor que la etapa previa a la pandemia. Para la población sin antecedentes psiquiátricos, padecer Covid-19 se asoció con una mayor probabilidad de un primer diagnóstico psiquiátrico en los tres meses posteriores a la enfermedad. Refieren que en Argentina, Chile, México y Trinidad y Tobago se incrementaron los índices de depresión, ansiedad, estrés e insomnio entre trabajadores de la salud. En Estados Unidos el 53% de los trabajadores de salud reportaron haber experimentado algún síntoma de padecimiento mental durante la pandemia (depresión, ideación suicida, ansiedad y trastorno por estrés post traumático). Conclusiones La historia ha demostrado que el impacto mental de los desastres siempre es mayor que el impacto físico, lo que sugiere que el aumento en las necesidades relacionadas con la salud mental perdurará más allá de la duración de la pandemia en sí. Ante situaciones de desastres (naturales o causados por el hombre) se activan los mecanismos psicológicos de afrontamiento, que pueden no ser suficientes para resolver de manera favorable los desafíos a los cuales nos enfrentamos en dichas situaciones. En esos casos aparecerá patología psiquiátrica. Las consecuencias serán distintas según la población: no será igual en hombres que en mujeres, en niños que en ancianos, o en zonas con fuertes creencias religiosas comparado con zonas agnósticas. Cada grupo etario tendrá necesidades diferentes, por lo que las pautas a seguir (en su abordaje) no serán las mismas. Son múltiples los factores que influyen en el impacto de eventos traumáticos, y no deben ser ignorados. Como hemos visto, la pandemia impactó de manera negativa en la población general, y más aún en poblaciones vulnerables. Lo complejo de esta situación es que estas poblaciones vulnerables incluyen a los trabajadores de la salud, que son quienes deberían ocuparse del cuidado de los afectados. De acuerdo a los datos que logramos relevar para la escritura de este capítulo, hubo un aumento en el consumo de sustancias, tanto legales como ilegales, en la Argentina. Dado que la evidencia científica disponible en la actualidad avala una íntima relación entre las adicciones y las enfermedades 19

D Serebrisky - N. Segovia // Adicciones - lo que la pandemia dejó mentales, podríamos inferir que en los próximos años habrá un mayor número de personas con problemas por uso de sustancias en el país, y por ende una mayor prevalencia de otras patologías mentales. Es sabido que el distrés psicológico puede durar hasta 3 años luego del evento en cuestión. De modo que las repercusiones de esta pandemia podrían durar muchos años y requerirán un aumento en la atención de los problemas de salud mental, lo cual representará un importante desafío para un sistema que ya no daba abasto antes de la pandemia. 20

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