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Adicciones, lo que la pandemia dejó. Lo que pasó en Argentina Dra. Débora Serebrisky, Lic. Nicolás Segovia

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Adicciones, lo que la pandemia dejó. Lo que pasó en Argentina Dra. Débora Serebrisky, Lic. Nicolás Segovia

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D Serebrisky // Adicciones 5. Personas que ya estaban en tratamiento por otras patologías psiquiátricas Los pacientes con diagnóstico psiquiátrico, son conductual y cognitivamente más vulnerables a la cuarentena y aislamiento, y por ende más propensos a sufrir de impacto psicológico. Los pacientes con trastorno psiquiátrico tienden a presentar mayor riesgo de sentimientos de desesperanza e ideaciones suicidas, en comparación con la población sin patología mental. Las repercusiones de la pandemia por coronavirus generaron impacto en la población mundial y mayor susceptibilidad al estrés psicológico en los pacientes con enfermedad psiquiátrica. Entre los aspectos más relevantes podemos nombrar las interrupciones en los servicios de salud y la disminución del contacto social, que resultaron en un empeoramiento de los síntomas preexistentes en dichos pacientes. El COVID-19 pudo haber afectado negativamente a los pacientes que tienen trastornos psiquiátricos anteriores a la pandemia y pudo haber aumentado el riesgo de infección, debido a las dificultades para cumplir con el lavado frecuente de manos y el distanciamiento físico, así como la falta de conocimiento y los problemas para comprender el riesgo de infección (Benson et al 2020, Yao et al 2020, Zhu. et al 2020). Muchas personas, entre ellas personas con patología psiquiátrica, suspendieron sus tratamientos por temor a contagiarse de COVID si concurrían a un centro de salud. En EE.UU. 4 de cada 10 adultos reportaron síntomas de ansiedad o depresión durante la pandemia, en comparación con 1 de cada 10 antes de enero de 2019. Muchos adultos reportaron sufrir impacto negativo sobre su salud mental y bienestar, manifestado por: insomnio (36%), dificultades en la alimentación (32%), aumento en el consumo de alcohol u otras sustancias (12%) y el empeoramiento de cuadros crónicos (12%), debido a la preocupación y el estrés por coronavirus. Los grupos poblacionales de mayor riesgo fueron: adultos jóvenes, personas que perdieron su trabajo, padres e hijos, y trabajadores esenciales. 6. Personas que debutan o debutarán con un cuadro psiquiátrico a raíz de la pandemia UNICEF (2020) publicó un relevamiento destinado a conocer las consecuencias de la pandemia en la salud mental de jóvenes y adolescentes de Latinoamérica y el Caribe. A partir del mismo, se conoció que el 46% de los jóvenes siente menor motivación para realizar actividades que antes disfrutaba. Del total de los encuestados, 43% de las mujeres y el 31% de hombres se sienten pesimistas respecto a su futuro. 3 de cada 4 participantes han sentido la necesidad de recibir asistencia psicológica, pero solo 2 de cada 5 la han solicitado. En 2020 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en colaboración con el equipo del estudio The COVID-19 Health care workers Study (HEROES), analizaron el estado de salud mental de los trabajadores de salud que realizaron su labor durante la pandemia por Covid-19 de la región de las Américas: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, el Estado Plurinacional de Bolivia, Guatemala, México, Perú, Puerto Rico, la República Bolivariana de Venezuela y Uruguay. De este estudio se desprendió que entre el 14,7% y el 22% de los trabajadores encuestados manifestaron síntomas de depresión; mientras que entre un 5% y un 15% admitió que contempló la posibilidad del suicidio. Pese a estos indicadores, en algunos países participantes de la investigación solo un ter- 24

cio de los trabajadores de salud recibieron asistencia psicológica. Aguilar Sigüeñas, Cruz Vásquez & Villarreal Zegarra (2021) hicieron una revisión bibliográfica de la literatura existente acerca de las secuelas en salud mental desde la irrupción de la pandemia por Covid-19. Señalan que alrededor de un 50% de los pacientes que contrajeron la enfermedad manifestaron posteriormente síntomas de trastornos mentales. La mayoría padeció trastornos de ansiedad, en un segundo lugar se ubican aquellos pacientes con depresión y también identificaron un tercer grupo en el cual hubo una combinación entre ambas patologías. Describen como factores de riesgo a los sentimientos de soledad y desesperanza experimentados durante el curso de la enfermedad por coronavirus. Tausch et al. (2022) examinaron el impacto del Covid-19 en las poblaciones de la región de las Américas, incluyendo los servicios de salud mental. Describen un empeoramiento en la salud mental de la población. En países como Argentina, Estados Unidos, México y Brasil hubo un aumento significativo de los índices de ansiedad y depresión, mientras que en Canadá los síntomas de ansiedad de la población se cuadruplicaron y se duplicaron los síntomas depresivos. En Perú los datos daban cuenta de una prevalencia de depresión cinco veces mayor que la etapa previa a la pandemia. Para la población sin antecedentes psiquiátricos, padecer Covid-19 se asoció con una mayor probabilidad de un primer diagnóstico psiquiátrico en los tres meses posteriores a la enfermedad. Refieren que en Argentina, Chile, México y Trinidad y Tobago se incrementaron los índices de depresión, ansiedad, estrés e insomnio entre trabajadores de la salud. En Estados Unidos el 53% de los trabajadores de salud reportaron haber experimentado algún síntoma de padecimiento mental durante la pandemia (depresión, ideación suicida, ansiedad y trastorno por estrés post traumático). Conclusiones La historia ha demostrado que el impacto mental de los desastres siempre es mayor que el impacto físico, lo que sugiere que el aumento en las necesidades relacionadas con la salud mental perdurará más allá de la duración de la pandemia en sí. Ante situaciones de desastres (naturales o causados por el hombre) se activan los mecanismos psicológicos de afrontamiento, que pueden no ser suficientes para resolver de manera favorable los desafíos a los cuales nos enfrentamos en dichas situaciones. En esos casos aparecerá patología psiquiátrica. Las consecuencias serán distintas según la población: no será igual en hombres que en mujeres, en niños que en ancianos, o en zonas con fuertes creencias religiosas comparado con zonas agnósticas. Cada grupo etario tendrá necesidades diferentes, por lo que las pautas a seguir (en su abordaje) no serán las mismas. Son múltiples los factores que influyen en el impacto de eventos traumáticos, y no deben ser ignorados. Como hemos visto, la pandemia impactó de manera negativa en la población general, y más aún en poblaciones vulnerables. Lo complejo de esta situación es que estas poblaciones vulnerables incluyen a los trabajadores de la salud, que son quienes deberían ocuparse del cuidado de los afectados. De acuerdo a los datos que logramos relevar para la escritura de este capítulo, hubo un aumento en el consumo de sustancias, tanto legales como ilegales, en la Argentina. Dado que la evidencia científica disponible en la actualidad avala una íntima relación 25

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