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Alteraciones del sueño en la enfermedad de Alzheimer. Dr. Gabriel Samperisi

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El sueño es un fenómeno fisiológico esencial para la homeostasis y el mantenimiento de la salud de los seres humanos. Ocupa un tercio de nuestras vidas y en élse producen múltiples fenómenos corporales y se consolidan funciones intelectuales como el aprendizaje y la memoria. Conforme los individuos envejecen, la cantidad y calidad del sueño suelen alterarse incrementándose el tiempo de vigilia, disminuyendo el sueño profundo y todo ello puede causar mayor somnolencia diurna y descenso del nivel de alerta. La demencia es un síndrome cognitivo comportamental en el cual hay un deterioro generalmente lento y progresivo de diversas funciones mentales superiores. La demencia más prevalente es la enfermedad de Alzheimer y su incidencia aumenta conforme pasa el tiempo, los factores de riesgo son multifactoriales pero la edad es el más frecuente. Los síntomas principales pueden dividirse en cognitivos, conductuales y cronobiológicos. Dentro de las alteraciones cronobiológicas, la disfunción del sueño es muy común que incluyen el insomnio, la somnolencia diurna, el sueño fragmentado y el fenómeno de agitación vesperal o sundowning. El sueño en la enfermedad de Alzheimer se evalúa mediante la anamnesisal paciente, los familiares y cuidadores. También se dispones de escalas para medir el grado de somnolencia y la sobrecarga que genera para los cuidadores. Los tratamientos incluyen terapia con luz brillante, uso de cronobióticos como melatonina y en casos seleccionados la farmacoterapia. La higiene del sueño siempre es fundamental y se adecua a las necesidades de cada individuo afectado.

Psicofarmacología

Psicofarmacología 24:134, febrero de 2024 El sueño NOREM que es reparador y en el que se desarrollan diferentes cambios homeostáticos, consta de tres etapas de creciente profundidad, desde la N1 con somnolencia leve hasta la N3 de sueño profundo. En esta etapa se facilita la memoria declarativa o explícita. El sueño REM le sigue a continuación y en el también acontecen variaciones fisiológicas clave y se da con mayor intensidad la actividad onírica y aparecen los clásicos ensueños. En cuanto a las funciones intelectuales, durante esta etapa del sueño, se facilita la memoria de procedimiento y la memoria semántica (España RA et al., 2011). Con el paso del tiempo, la arquitectura del sueño se va modificando y, en las personas mayores, comienzan a perder el sueño lento y aumenta la cantidad de tiempo ligero o superficial. La latencia (tiempo que tarda un individuo en dormir) se incrementa (Phillips B, Ancoli-Israel S, 2000). En las personas mayores los cambios fisiológicos y de los ritmos circadianos hacen que los patrones del sueño se modifiquen y el impacto diurno sea más evidente (menor nivel de alerta durante el día, somnolencia diurna, riesgo incrementado de caídas y necesidad de mayores siestas durante la vigilia). (Chokroverty S, 2009). Definiendo la demencia La demencia se puede definir como un síndrome de deterioro global cognitivo- comportamental, adquirido, degenerativo (en la mayoría de los casos), multi-etiológico y progresivo, que va a repercutir en la vida laboral, familiar y social de la persona (Acosta et al., 2012). Se define como síndrome ya que las causas son diversas, adquirido porque lo diferencia del déficit intelectual y progresivo ya que la declinación cognoscitiva empeora con el paso del tiempo. Dentro de las patologías neuropsiquiátricas ligadas al envejecimiento, las demencias y la enfermedad de Alzheimer en especial (EA) es la de mayor prevalencia y afecta múltiples aspectos de la vida de la persona que la padece (Lyketsos C, 2009). Epidemiologia de la EA La enfermedad de Alzheimer, es la causa más común de demencia en general y la más frecuente entre los deterioros cognitivos de causa degenerativa. Su incidencia aumenta con la edad y se va duplicando cada 5 años después de los 65 años (Garre-Olmo J, 2018). El número aproximado de personas viviendo con demencia es de 55 millones en 2019. Se calcula que aumentara a 139 millones en 2050 de acuerdo a los cálculos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (Alzheimer´s Disease International, 2022). Factores de riesgo para la demencia y la EA En el año 2020 se publicó un artículo muy interesante en Lancet en el cual se daba cuenta de los factores de riesgo (FR) más importantes para demencia. Lo interesante de esta publicación es que los FR modificables, a nivel global, eran de un 40% versus un 60% de los no modificables. Un dato de sumo interés para nuestra región (Latinoaméri- Figura 2 Modificado de The Author(s). Published by Elsevier Ltd. This is an Open Access article under the CC BY-NC-ND 4.0 license The Lancet Global Health 2020. EDITORIAL SCIENS // 25

Gabriel Samperisi ca) es que los FR modificables se elevaban a un 56%. En el listado de estos factores de riesgo es clave resaltar: • Pobre educación • Pérdida auditiva • Hipertensión arterial • Obesidad • Tabaquismo • Depresión • Inactividad física • Aislamiento social • Diabetes Lo interesante de estos datos es que podemos extrapolarlos, en parte, a los trastornos del sueño y muchos de ellos impactan negativamente en la calidad y eficiencia del mismo, tanto en la salud como en la enfermedad como por ejemplo la EA. Manifestaciones clínicas de la enfermedad de Alzheimer Si bien la fenomenología de esta condición neuropsiquiátrica puede ser amplia los rasgos distintivos más frecuentes se pueden agrupar en tres grandes apartados: (Taragano F, 2019) (Cardinali D, 2007) (Brusco L, 2012) • Cognitivos • Conductuales • Cronobiológicos. La sintomatología cognitiva incluye, alteraciones de la memoria episódica anterógrada, disfunciones del lenguaje del tipo anomias, trastornos de las praxias y las gnosias, desorientación temporal y espacial, disfunción ejecutiva. La semiología conductual incluye, apatía, elementos depresivos, agitación, trastornos de la personalidad, ideación delirante, ocasional comportamiento agresivo e irritabilidad. Las alteraciones cronobiológicas son las que más nos interesan atendiendo a los fines de este artículo y sus manifestaciones más frecuentes son: Alteraciones de la temperatura corporal, secreción de hormonas y especialmente del ritmo sueño-vigilia. En el presente artículo vamos a ahondar en las alteraciones cronobiológicas presentes en esta enfermedad y dentro de las ritmopatías, los trastornos del sueño en particular. Alteraciones del sueño en la enfermedad de Alzheimer Los trastornos del sueño son todos los problemas relacionados con el dormir. Estos incluyen la dificultad para el inicio o el mantenimiento del sueño, tener somnolencia excesiva durante el día, quedarse dormido en situaciones inapropiadas, alteraciones del ritmo sueño-vigilia y presentar conductas anormales durante el periodo de sueño (National Health Institute). ¿Cómo es el sueño en el adulto mayor? Durante el envejecimiento hay cambios en el patrón de sueño tanto en calidad como en cantidad del mismo. Las alteraciones más comunes incluyen: • Reducción total del tiempo de sueño. • El sueño de ondas lentas (NREM especialmente fase 3) es más corto. • Aumenta el tiempo de sueño superficial. • Latencia aumentada del primer sueño REM. • Insomnio (despertares frecuentes y sueño fragmentado). • Síndrome de fase adelantada del sueño (las personas suelen dormirse más temprano). • Trastorno de conducta del sueño REM, es una parasomnia en la cual la atonía fisiológica que acompaña a esta etapa del sueño se ve alterada y por tanto la persona experimenta una inusitada actividad motora durante la ensoñación la cual puede manifestarse desde movimientos simples hasta lanzar patadas o golpes de puño (Chokroverty, 2011) (Miranda JL, et al., 2015). Todos estos cambios en la arquitectura del sueño tienen un impacto variable en las personas afectadas y pueden aumentar la susceptibilidad a padecer diferentes patologías. En el tema que nos ocupa aumentan las posibilidades de la institucionalización de los pacientes (Rochelle E, et al., 2006). Se alteran las capacidades intelectuales de las personas, ya que la somnolencia diurna excesiva limita la capacidad atencional (Oludamilola Salami, et al., 2011). Por último, al estar disminuido el sueño, tanto en su fase REM como NREM (de ondas lentas) se perturban las capacidades restaurativas del mismo y la consolidación de la memoria (Kandel E, Schwartz J, Jessell T. 2001). Fisiopatología En el ser humano existe una compleja red interconectada y centros nerviosos encargados de la regulación de los ritmos sueño-vigilia. En el zona anterior del hipotálamo se encuentran los centros reguladores del sueño y del ritmo circadiano. Otras regiones del sistema nervioso involucradas son el sistema reticular activador ascendente, el núcleo supraquiasmático (es considerado el reloj endógeno principal que regula estos ritmos), la protuberancia anular y la glándula pineal (Fuller P, et al., 2006). En la Figura 3 se exponen estas estructuras anatómicas. 26 // EDITORIAL SCIENS

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