Historia de la Psiquiatría Auguste Ambroise Tardieu y la violencia infantil Dr. Fabián Allegro Médico. Especialista en Psiquiatría. Doctor en Filosofía. Presidente de la Sociedad Argentina de Psicopatología de la Asociación Médica Argentina. Adjunto de la Cátedra Escuela Francesa II de la Facultad de Psicología, UBA. Jefe de Trabajos Prácticos de las materias Salud Mental y Psiquiatría de la Facultad de Medicina, UBA. Coautor del Código de Ética de la Asociación Médica Argentina. Auguste Ambroise Tardieu nació en Paris en1818, fue un médico legista y miembro de la Académie Nationale de Médecine. Fue docente de Medicina legal en la Universidad de París. Escribió varias obras como: De la morve et du farcin chronique chez l’homme (1843). Mémoire sur les modifications physiques et chimiques que détermine dans certaines parties du corps l’exercice des diverses professions, pour servir à la recherche médico-légale de l’identité (1849); Étude médico-légale sur les attentats aux mœurs (1857); Etude médico-légale sur les sévices et mauvais traitements exercés sur des enfants (1860); Étude médico-légale et clinique sur l'empoisonnement (1867); Étude médico-légale sur l’infanticide (1868); Étude médico-légale sur la pendaison, la strangulation, les suffocations (1870); Étude médico-légale sur la folie (1872), entre otras. Nadie había tratado el tema sobre el maltrato y el abuso sexual a los niños hasta que Tardieu escribió su libro: Étude médico-légale sur les attentats aux mœurs. En la primera página de dicho tratado (Paris: Baillière, 1859, 3ª edición) Tardieu detalla tres modalidades de maltrato: los ultrajes públicos al pudor, la violación y ataque contra el pudor, y la pederastia y sodomía. Los ultrajes públicos (p. 3 y ss.) pueden ser de interés para la medicina legal en tanto sea convocada a esclarecer alguna situación delictiva. En este caso debe tenerse en cuenta tanto al que es afectado como al que es inculpado. En el primero, existen una serie de variables subjetivas a tener en cuenta para la justa apreciación de la injuria; en el segundo hay que evaluar una serie de causas no sólo psíquicas sino físicas que permitan aclarar el grado de culpabilidad. Por ese motivo, hay que conocer el origen de las posibles perturbaciones de las facultades psíquicas de los inculpados; es importante conocer esto, para establecer el verdadero carácter de responsabilidad del inculpado y para apreciar los argumentos de la posible excusación de los obscenos. La violación y el atentado contra el pudor ocupan la segunda parte del tratado. Para el autor no vale la pena definir estas acciones sino valorar sus diferencias a la luz de lo que la medicina pueda ofrecer. El origen de la violencia es un tema tan extenso que excede a la práctica médica. De esta manera, es sumamente importante constatar los signos físicos de la violencia ya que el ataque sexual se considera siempre como una derivación de esta. En cuanto a las víctimas, el autor hace una aclaración importante y conflictiva para la época: sobre 400 casos estudiados (pág. 9) casi 300 fueron cometidos sobre menores de 16 años. Hay que tener en cuenta que la violencia sexual sobre menores era un tema inédito para las comunicaciones científicas de ese tiempo. Tardieu diferencia los actos de violación de los atentados por el grado de violencia física y psíquica; en ese sentido, la violencia física debe estudiarse siempre y en profundidad, la anatomía genital debe ser el lugar privilegiado para saber leer la escritura del abuso o violación. Tanto en uno como en otro, debe también establecerse si son únicos o repetitivos (p.21) y registrar el impacto sobre la víctima. Siempre debe tomarse en consideración las enfermedades venéreas transmitidas, en particular la blenorragia que es, en estos casos, mucho mas frecuente que la sífilis (pág. 40). También es imprescindible examinar al agente de tal delito. Entre los inculpados no hay una determinación de edad que pueda definir quienes comenten este acto. Tampoco puede considerarse que el lazo de sangre sea una barrera que prevenga la consumación de estos hechos; hay tanto padres que abusan de sus hijos como hermanos que atacan a sus hermanas. Solteros y casados son acusados con igual frecuencia en las estadísticas (pág. 43) y si bien la mayoría de los casos suelen ser cometido por hombres hay también mujeres que han abusado de niños pequeños (pág. 45). En la tercera parte, Tardieu hace referencia a la sodomía y la pederastia. En cuanto a la violencia del sodomita, a la cual pueden ser expuestas las mujeres y raramente llegan a la justicia o a la opinión pública, son acciones contra la naturaleza propias de pervertidos y hombres de gustos depravados. La pederastia es asimilada a la homosexualidad como condición sexual contranatural y, por lo tanto, en una línea común con la sodomía. La pederastia como práctica homosexual es considerada como algo monstruoso (pág. 123) y prácticamente un crimen sin nombre. Pueden derivar en la prostitución y son una reliquia de los trazos de las vertientes del amor griego o socrático que han tenido momentos de apogeo en la historia y principalmente, de la mano de períodos históricos confusos. Tardieu describió un signo de la violencia en los bebes que son muertos por estrangulación o sofocación y que se caracterizan por la presencia de equimosis subpleural, estas marcas llevan su nombre y son conocidas “manchas de Tardieu”. También lleva su nombre el conjunto de signos y síntomas que tienen los niños maltratados, al cual se nombra como “síndrome de Tardieu”. Tardieu murió en Paris en1879. 38 // EDITORIAL SCIENS
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