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Bierre de Boismont y el tedio vital - F Allegro

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Historia de la Psiquiatría. Bierre de Boismont y el tedio vital

Bierre de Boismont y el tedio vital - F

Historia de la Psiquiatría Bierre de Boismont y el tedio vital Dr. Fabián Allegro Médico. Especialista en Psiquiatría. Doctor en Filosofía. Presidente de la Sociedad Argentina de Psicopatología de la Asociación Médica Argentina. Adjunto de la Cátedra Escuela Francesa II de la Facultad de Psicología, UBA. Jefe de Trabajos Prácticos de las materias Salud Mental y Psiquiatría de la Facultad de Medicina, UBA. Coautor del Código de Ética de la Asociación Médica Argentina. Alexandre J. F. Bierre de Boismont nació en Ruan en 1797. Se recibió de médico en París y ejerció en La Salpetriére. Su producción escrita da una muestra de la variedad de temas que ha abarcado, incluso por fuera de la medicina. Su obra más importante es: Du Suicide et de la folie-suicide, considérés dans leurs rapports avec la statistique, la médecine et la philosophie, -G. Baillière (Paris, 1855) que tuvo una gran influencia entre los contemporáneos y en otras disciplinas, incluso está mencionado en el trabajo sobre el suicidio de Durkheim. El suicidio es, sin lugar a dudas, un lugar oscuro sobre el que confluyen toda una serie de miradas. Desde la perspectiva religiosa, como la de Brierre de Boismont, este hecho plantea mínimamente un enigma. Este autor se sorprende: “El amor por la vida es tan natural al hombre que parece muy simple atribuir la muerte voluntaria a una degeneración de sus facultades mentales” (p. 212). ¿Cómo es posible que un acto así pueda ser llevado adelante en contra de lo que pareciese, o debiese, ser una premisa universal como el amor por la vida? Pero, por otro lado, decir que la locura es el único factor condiciona el acto suicida, es desconocer lo que la historia enseña (Cf. P. 213). Tan taxativa es la afirmación que se torna imperioso su estudio, Brierre de Boismont hace un estudio pormenorizado de las condiciones de posibilidad que establecen las bases para pensar que el suicidio no sólo depende de la locura sino que puede ser un acto de decisión libre. Un capítulo curioso de este libro -que en realidad refleja una comunicación anterior y publicada por separado: De l'ennui: taedium vitae, Martinet, Paris, 1850- es el que está dedicado al tedio. El autor da muestra sobre este tema tanto de una gran erudición como de un conocimiento acabado sobre cuestiones que no son usuales en el campo de la psiquiatría, y que se presenta en ámbitos como la literatura, la religión, o la filosofía. Según él, los sentimientos tristes tienen una influencia tal sobre el hombre que es necesario incluirlos en un grupo aparte que puede ser denominado taedium vitae (p. 244). El tedio no puede ser denominado como un cuadro clínico, sino más bien, una disposición, casi en el sentido aristotélico que tiene el término diáthesis: es una disposición de la mente que tiene, por un lado, al malestar de la tristeza como borde y, del otro lado, al suicidio y a la locura; que, como las influencias melancólicas, habita un clima que se traduce en afinidades misteriosas pero que particularmente depende del ámbito moral. Según una antigua fórmula acuñada en la antigüedad: “Esta condición ocurre cuando las almas están inactivas y les falta un propósito de la actividad”. Con gran dominio del tema, cita a Séneca en sus diálogos con Sereno (De tranquillitate animi) y lo compara con la influencia que el cristianismo ejerció posteriormente. En los tiempos de Séneca muchos hombres perecían, a partir del tedio, por sus propias manos. “Pero el cristianismo modifica profundamente ese estado de ánimo, él no puede triunfar enteramente por sus preceptos acerca del sentimiento de tristeza, así el desagrado retorna al hombre, y el ennui se refugia en los claustros” Según él, Clemente no duda en remitir a la tristeza hacia el terreno del pecado; de esta manera, pone en el centro de la cuestión (p. 246) a la pena por el arrepentimiento. Éste es un lugar adecuado para habitar el dolor que conlleva la renuncia del asceta a los placeres mundanos bajo la mirada de los beneficios futuros. En la misma dirección, los textos de Juan Crisóstomo a Stagirius retratan una pintura admirable del malestar, la inquietud y hastío bajo un nombre que recuerda un pecado capital: la acedia. Con esta misma profundidad estudia, también, distintos personajes en la literatura. Encuentra este estado tanto en los diferentes escritores como Goethe, Chateaubriand, Lamartine, etc. como en los personajes literarios: Hamlet y Werther que son paradigmáticos de esta disposición. Brierre de Boismont murió en 1881. 42 // EDITORIAL SCIENS

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