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Contribuciones a la ética

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Confidencialidad “El

Confidencialidad “El verdadero trabajo de un médico no es el que realiza en los centros de salud, ni en las clínicas públicas, ni en los quirófanos, ni en los laboratorios de los hospitales. Todo ello forma parte de la Medicina, pero el verdadero ejercicio de la profesión tiene lugar cuando en la intimidad de la sala de consulta o en la habitación del paciente, la persona enferma pide consejo a un médico de su confianza. En eso consiste la consulta al médico y todas las demás cosas se derivan de esa función.” Spence, J.: The need for understanding the individual as part of the training and function of doctors and nurses. London, Oxford University Press, 1960) (Los destacados son del autor) Lo que fue expresado por J. Spence se refiere a lo que conocemos como confidencialidad. La confidencialidad viene de confidencia, y ésta su vez viene de confianza, de revelación secreta. Se llama confidencial a lo que se hace o se dice con confianza, o con seguridad recíproca entre dos o más personas. Confidente es la persona a quien otro fía sus secretos o le encarga la ejecución de cosas reservadas. Veamos lo que dice el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española, XIX Edición. Confidencia: (del latín, confidentia) F. Revelación secreta, noticia reservada. Confidencial: (de confidencia) Se hace o se dice tener confianza o seguridad recíproca entre dos o más personas. Confidente: (del latín confidens, confiar) Fiel, seguro, de confianza. Persona a quien otra fía sus secretos o le encarga la ejecución de cosas reservadas. El tema se refiere especialmente a la “depositación” de la confianza que el paciente hace en su médico, en una relación de mutua fidelidad. Fidelidad es lealtad y observancia de la fe que uno debe a otro. Fiel significa que guarda fe. Confianza es esperanza firme que se tiene de una persona. En este caso es la esperanza que el paciente deposita en su médico. La depositación de la confianza: teoría de la depositación En Psicopatología se estudia la teoría de la “depositación”. que considera la existencia de tres entidades: 1) el depositante; 2) el depositario, y 3) lo depositado. El depositante se refiere a la persona que hace la depositación: en nuestro caso, es el paciente. El depositario es el médico que recibe lo depositado. Lo depositado es la confianza y la necesidad de continencia. El conjunto constituye un sistema. Este sistema funciona como si fuera un banco de dinero. El depositante es el cliente, el depositario es el banco y lo depositado es el dinero. La confianza es lo que se deposita junto con el dinero, y da base de sustentación al funcionamiento de esta institución. Mientras el banco devuelva el dinero depositado cada vez que el cliente lo requiera, estará cumpliendo con su función y asegurará su existencia. En cambio, si no devuelve el dinero defrauda la confianza depositada: entonces se rompe la credibilidad, pierde a sus clientes y termina por quebrar. El destino de lo depositado y del depositante depende de la “responsabilidad” (capacidad de devolver) del banco. Todos conocemos cuáles fueron consecuencias por las que pasó la Argentina con los depósitos bancarios, en la reciente crisis económica, desatada en diciembre de 2001. EDITORIAL SCIENS 21

L Allegro // Contribuciones a la ética Depositación y regresión Aplicado a nuestro caso, el depositario es el médico. En este sentido, el médico funciona como un banco con respecto a la confianza depositada por el paciente en él. Mientras el médico actúe con responsabilidad, la relación con el paciente se mantendrá en forma óptima y se lograrán las mejores condiciones para que el tratamiento se realice de modo exitoso. En el acto médico se dan fenómenos emocionales y afectivos muy importantes. El enfermo, que ha perdido su equilibrio psico-biológico, es invadido por la ansiedad. La enfermedad le ocasiona sufrimiento e impotencia. El paciente llega a la consulta con miedo por la incertidumbre que le provoca el desconocimiento del mal que lo aqueja. Miedo, ansiedad e incertidumbre producen reacciones psico-emocionales que se traducen en un fenómeno muy estudiado en Psicopatología: la regresión. El fenómeno psíquico de la regresión es una virtualidad, es un “como si” que significa un “retroceder” a las formas de reacción propias de las etapas infantiles de la evolución. Cuanto mayor es el peligro que está implícito -y que excita la imaginaciónmayor será la regresión producida y, por lo tanto, más infantil será el nivel evolutivo provocado por el retroceso. Por causa de su regresión, un adulto de 50 años puede reactivar y revivir emociones y afectos propios de su primera infancia. Así a pesar de sus 50 años “cronológicos”, se expresará con las emociones infantiles naturales de los dos o tres años de edad. De este modo se provoca en el enfermo la estimulación de su imaginación poblando su mente de peligros fantasmales. Así, minorizado, llega el enfermo a la consulta en malas condiciones emocionales y se torna proclive a aceptar cualquier cosa que le devuelva la tranquilidad. Esto brinda un marco en el cual se actualizan las vivencias que el paciente experimentó de niño frente a su madre y a su padre. El psicoanálisis ha estudiado el concepto de “holding” que se refiere a la continencia emocional que brindan los brazos de la madre dando un sostén lleno de ternura a su bebé. Este sostén y ésta ternura invaden de calidez afectiva a la infantil persona y la calman de las ansiedades de desvalimiento (y a veces, de muerte) que son propias de esos primitivos momentos de la vida. El enfermo repite estas emociones frente al sufrimiento de su enfermedad y busca en el médico el “holding” que está necesitando. Aquí está el primer acto médico: recibir las ansiedades de desvalimiento del paciente y hacerse depositario de las mismas. Una doble depositación Cuando una situación es similar a otra, puede adquirir la función emocional de una metáfora. En este sentido, el médico establece un vínculo con el paciente que implica una metáfora de la relación primitiva que el niño estableció con su madre o con su padre. En esta relación, las características del vínculo materno son de cálida ternura y las del vínculo paterno son de firmeza y seguridad en la continencia. Cálida ternura y sólida firmeza deben constituir las cualidades que el médico debe poner en el vínculo con su paciente. Pero es importante tener presente que las imagos revividas inconscientemente del padre, de la madre o de sus sustitutos, poseen un mágico poder que reactiva el sentimiento y el deseo de esperar soluciones llenas de omnipotencia. Para el niño, los padres que le dieron la vida son omnipotentes. La omnipotencia y la idealización llenan siempre las expectati- 22

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