son realizadas sobre seres humanos y que deben estar basa-das en el consentimiento informado. Luego vendría la "Declaración de Helsinki" (1964) que posteriormente fue refrendada en varias asambleas médicas mundiales. En ella se estipulan las recomendaciones que deberán respetar los médicos e investigadores basa-das en los conceptos biomédicos que cuidan y respetan la protección de los seres humanos. Esta declaración instruye en 10 ítems básicos, los principios que deben enmarcar las investigaciones biomédicas. La bomba atómica La energía nuclear constituyó ¿un beneficio o una amenaza? La guerra fue el motor que apuró su desarrollo concretándose en la bomba atómica cuyo testimonio se plasmó en forma elocuente en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Allí se demostró el poder devastador de sus efectos. Fue justamente la genialidad del físico alemán Albert Einstein quien desarrolló las bases teóricas con su famosa relación entre masa y energía que permitieron la fisión nuclear y la energía atómica. Son muy conocidas, por una parte, la carta que Einstein envió al presidente Roosevelt sobre la bomba atómica y, luego, las cartas que envió a su amigo filósofo japonés Selei Shinohara, donde expresaba su remordimiento por no haber podido evitar las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, Hoy surge la cuestión sobre si la energía nuclear es un beneficio o una amenaza. Seguramente constituye las dos cosas. Quienes la atacan, subrayan el peligro de accidentes en plantas nucleares. Quienes la defienden, en cambio, ponen el acento en sus contribuciones a la ciencia y al avance tecnológico. La energía nuclear implica peligros no sólo en las aplicaciones militares sino por los accidentes que pueden producirse como el de Chernobil. Otro problema lo constituyen los residuos nucleares que plantean el interrogante de dónde ponerlos sin que produzcan los peligros de la contaminación ambiental. Esto ha dado motivo a críticas enérgicas sobre el traslado y la ubicación de los residuos. Se ha señalado con insistencia que el destino de los desechos nucleares son los países subdesarrollados. Los científicos aprenden la diferencia entre lo que se “puede” y lo que se “debe” hacer La dupla Hiroshima-Nagasaki, por un lado, y Dachau-Aushwitz, por el otro, enseñaron a los científicos y al mundo lo peligroso que es el poder cuando se pone al servicio de lo que no se debe hacer. Estos acontecimientos abrieron los ojos de la humanidad y se comenzó a ver cada vez con más claridad el extraordinario poder de los conocimientos científicos y de cuan beneficiosas o peligrosas pueden ser sus aplicaciones. El mundo científico comenzó a reconocer la imperiosa necesidad del marco ético que se torna indispensable para evaluar sus aplicaciones y resultados. El cambio ético-profesional Los científicos y los médicos han dejado de ser -como dice Diego Gracia- los reyes y sacerdotes que estaban más allá del bien y del mal, para reubicarse en la condición de su humilde humanidad. Constituye una imperiosidad reconocer sus posibilidades, sus limitaciones y, sobre todo, la finalidad ética de su quehacer. Se impone discriminar lo que se puede de lo que se debe hacer y no confundir el poder con el deber. Cada vez es más importante la reflexión ética, especialmente para amortiguar los efectos de la formación positivista en la Medicina. Es necesario que el poder científico y técnico esté regulado por un claro marco ético. Cuando se trata de problemas de la salud y de la vida se impone abandonar el paternalismo de otra época y ampliar la gestión de la toma de decisiones sobre el manejo del cuerpo, de la salud y de la vida. EDITORIAL SCIENS 51
L Allegro // Contribuciones a la ética El médico, la profesión y la ética El médico de la época de Hipócrates y el de la actualidad El médico en la época de Hipócrates La Pontificia Universidad Católica de Chile (Santiago, Chile) ha publicado estudios interesantes sobre la medicina en la época de Hipócrates. El juego de valores era muy diferente de cómo se da en la actualidad. La salud constituía el bien más valioso y la belleza era el signo más evidente de una buena salud. Ambas condiciones se constituían en los índices del ideal en aquella época: reunir las condiciones constituía el deseo más apreciado. La medicina era considerada la más elevada de las artes, y el médico representaba dos aspectos contradictorios: por una parte, era un trabajador manual y por la otra, su trabajo era compensado con dinero. O sea: dos condiciones poco valoradas. Sin embargo, en la medida en que con su oficio contribuía a la buena salud y a la belleza corporal, su posición era muy apreciada logrando una ubicación social sumamente elevada. La medicina era la más sublime de las artes. Los adinerados que podían pagar eran atendidos en sus casas, y los que no, debían concurrir a una especie de consultorio que llevaba el nombre de iatreion. El médico debía luchar duro para conseguir un prestigio que le asegurara un trabajo continuado. El diagnóstico era sumamente importante, y los pronósticos acertados forjaban el prestigio del profesional y le aseguraban su trabajo futuro. Por lo tanto, el buen pronóstico era una condición de valor primordial. La profesión era muy exigente por la fuerte competencia. A la mujer le estaba vedado ejercer la profesión médica. Por otra parte, muy rara vez recibía atención de un médico. Algún caso muy excepcional, llegó a ejercer el oficio de matrona para asistir a parturientas. El interesado a ser médico, comenzaba como aprendiz de un maestro y pagaba por su aprendizaje. Hipócrates aceptaba aprendices, pero éstos estaban obligados a prestar su famoso juramento. El médico y la ética La ética era el aspecto relevante en el médico de aquella época: ella le permitía alcanzar una alta dignidad. El código de valores del médico estaba guiado por dos principios básicos: 1) el amor al hombre, y 2) el amor a la medicina. El sentido del deber en el médico tenía tres orientaciones: 1) frente al enfermo, 2) frente a los colegas, y 3) frente a la polis (la ciudad). Las condiciones de ser bello y bueno constituían una exigencia muy importante para un buen ejercicio de la profesión. Homero lo expresa claramente en un juicio de valor: el médico debe ser hombre que vale por muchos otros. Los aspectos formales eran mucho más abarcativos: el médico debía gozar de buena salud para infundir confianza en el 52
informar por escrito la medicación
proponer el tratamiento correspondi
Dilemas éticos determinados por al
como el psicológico. R. Spitz ha p
La medicina romántica Giorgio Coma
actúe vengativamente. El término
flictos de valores”. En dicho Cur
¿Qué problemas surgen de esta sit
4) Formulación de la hipótesis cl
de la propia conciencia y no del ex
deja siempre una cicatriz patológi
clínica adquirió importancia. En
al profesional una información par
Bélgica. Se lo está utilizando no
mucho sentido común en la siguient
Las ideas son pensamientos explíci
emociones muy profundas que tocan m
del caos. Un ejemplo es una novela
el padre de la geometría analític
Los valores en función de la perso
También se puede observar que este
llo de tres pasos: 1) un primer con
cerebral (causa). El abordaje natur
el profesional debe tener muy en cu
egulan la actividad médica. Tambi
que esta comparación está bien fu
Suelen aparecer algunos conflictos
WONCA o World Organization of Famil
los requisitos legales, recibir tra
ca, con sus tristes consecuencias d
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