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COVID y fibromialgia. Fibro-COVID: ¿una nueva entidad?

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La pandemia –como todo momento crítico– ha sido generador de muchos desafíos, entre ellos el abordaje de los pacientes, que ya se encontraban atravesando diferentes patologías. El estrés psicológico durante la pandemia, estuvo causado por el miedo y la ansiedad, debidos a la alta tasa de transmisión y mortalidad de la enfermedad, el aislamiento social, los problemas económicos y las dificultades en llegar a los servicios de salud (1). En este capítulo describiré- desde la evidencia y desde mi práctica cotidiana- los datos que vamos obteniendo, de cómo fueron afectados los pacientes con FM, incluyendo las etapas de confinamiento, los contagios, el síndrome post-COVID y las estrategias de vacunación.

J Borenstein //

J Borenstein // Fibromialgia. Cómo pensarla, abordarla y tratarla necesidad de desplazamientos diarios (4). Los médicos que atendimos durante estos períodos a personas con FM, tuvimos que tener en cuenta estas diferencias individuales y en el caso que se hayan obtenido cambios beneficiosos, trabajar sobre la importancia del mantenimiento de los mismos. El efecto de la enfermedad del COVID-19 sobre la FM Los distintos datos bibliográficos sugieren, que los síntomas de la FM, se pueden agudizar durante el curso de COVID-19 (10, 11, 12). Hay dos mecanismos distintos, pero posiblemente coexistentes, que pueden explicar porque podría suceder esto (5). En primer lugar, el COVID-19 está asociado con alteraciones sensoriales (por ejemplo, anosmia, ageusia) que sugieren la presencia de daño del sistema nervioso causado por la propia infección (6). Además, la etiología de la FM en sí misma, sabemos que está relacionada con la disfunción del sistema nervioso autónomo (6, 7, 8). En consecuencia, un posible empeoramiento de los síntomas podría estar vinculado a la acción específica del virus COVID-19 que también se asocia con típicos síntomas disautonómicos y otros similares a la gripe, que pueden exacerbar el dolor generalizado y las mialgias de la FM. En segundo lugar, como lo hemos dicho para la etapa de confinamiento, el estrés psicofísico al que estos pacientes estuvieron sujetos durante el curso de COVID-19, sobre todo en etapas previas a la vacunación donde existían altas tasas de hospitalización, claro que pueden ser importante factores importantes que producen más desregulación del sistema nervioso, también con empeoramiento de los síntomas (5). Un estudio interesante (aunque con limitaciones metodológicas), midió la prevalencia de FM entre los trabajadores de la salud en Arabia Saudita durante la pandemia de COVID-19. Los hallazgos mostraron que la prevalencia de FM estaba aumentada, y asociada con la especialidad de los participantes, siendo los mayores casos medicina interna y enfermería. El estudio, también identificó los seis predictores comunes de FM asociados al servicio de salud que incluían: sexo femenino, edad entre 31 y 39 años, deficiencia de vitamina D, otras enfermedades, trabajo diurno y área en cuarentena (9). Síndrome post-COVID 19 y FM El síndrome COVID-19 post-agudo (PACS), es una entidad emergente caracterizada por una gran variedad de manifestaciones, que incluyen molestias musculoesqueléticas, fatiga, alteraciones cognitivas y trastornos del sueño. Dado que síntomas similares también están presentes en pacientes con FM, se están realizando diversas investigaciones destinadas a estudiar la relación entre este síndrome post-COVID y FM. Uno de los estudios que fue publicado en el 2021, y presentó muy buena repercusión académica se dedicó a investigar la prevalencia y los predictores de FM en pacientes que se recuperaron de COVID-19 (13). Este estudio fue realizado por un grupo de investigadores italianos, estudió pacientes que habían presentado COVID-19 y que persistían con sintomatología musculoesquelética. Se diseñó un cuestionario web con los criterios de American College of Rheumatology (ACR) de 2010 modificados, para ser una herramienta autoadministrable, donde también incorporaron distintas escalas para medir síntomas de FM (Fibromyalgia Symptom Scale y el Fibromyalgia Impact Questionnaire). Sumado a esto, los investigadores recaba- 132

on información demográfica, comorbilidades y otros datos clínicos relevantes. Este cuestionario fue aplicado a adultos con antecedente confirmado de COVID-19 en los últimos 3 meses o antes, previo al reclutamiento. Ninguno de estos pacientes tenía antecedentes de dolor musculoesquelético crónico ni contaba con el diagnóstico de FM. La muestra final incluyó 616 individuos (77 % mujeres) que completaron el formulario 6 ± 3 meses después del diagnóstico de COVID-19. Los resultados de este estudio sugieren que hasta el 30 % de los pacientes con PACS (56 % mujeres) pueden satisfacer los criterios de fibromialgia (FM). La obesidad y el género masculino representan los más fuertes factores de riesgo de desarrollar FM post-COVID-19. A partir de ahora, en la práctica clínica sería razonable pensar que los reumatólogos y otros especialistas, pronto se enfrentarán a un fuerte aumento de casos de esta nueva entidad que se definió en este trabajo como FIBROCOVID, para subrayar las posibles peculiaridades y diferencias, como por ejemplo la participación masculina. En conclusión, las características clínicas de la FM, son comunes en pacientes que se recuperaron del COVID-19. La evidencia preliminar de estudios clínicos y preclínicos sugiere que varios mecanismos específicos de la enfermedad, pueden explicar la fisiopatología de este síndrome musculoesquelético, incluida la lesión inducida por virus en el endotelio o en las estructuras neuromusculares y los trastornos inmunológicos e inflamación latente. Respecto a esto último, es interesante notar que algunas de las citoquinas proinflamatorias involucradas en las manifestaciones de COVID-19 y PACS, como la interleucina IL-1 e IL-6, pueden contribuir a la patogénesis de la FM (13, 14, 15). En base a estos nuevos datos los investigadores se preguntaron: ¿cuál sería la estrategia de tratamiento óptima para el FibroCO- VID? (13, 16, 17, 18). Aunque todavía no se dispone de protocolos definitivos, es posible plantear la hipótesis de que un enfoque tradicional que se aplica a FM, que incluya ejercicio gradual, terapia cognitivo-conductual y fármacos moduladores del dolor, puede ayudar a estos pacientes. Por otro lado, dado el presunto desencadenante viral, otros tratamientos (por ejemplo, agentes inmunomoduladores) o vacunas contra el SARS-CoV-2 pueden proporcionar beneficios específicos. Finalmente, ¿cuál es el curso clínico de los síntomas musculoesqueléticos posteriores al COVID-19? Los estudios prospectivos, incluido el análisis comparativo con cohortes primarias de FM, arrojarán luz sobre este tema. Vacunación y fibromialgia Como ocurre con la mayoría de las vacunas, existe un riesgo de superposición de efectos secundarios de la vacuna, con los síntomas de FM, como por ejemplo fatiga, dolor muscular y fiebre, o exacerbación de tales síntomas. Por lo que concierne a la administración de vacunas COVID-19 en pacientes con FM, no hay estudios que constaten una mayor incidencia y o gravedad de efectos secundarios, ni tampoco han sido notificados efectos adversos en este grupo de pacientes que apunten a una diferencia significativa en la seguridad de estos tratamientos (19). En base a esto, se postularon recomendaciones generales de vacunación en pacientes con FM (20): - La FM no condiciona la indicación de los diferentes tipos de vacunas COVID-19. - Esta patología y los tratamientos que 133

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