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De la neurona a la mente - LM Zieher

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LM Zieher // De la neurona a la mente: niveles de acción de los psicofármacos. La integración sistema nervioso central - cuerpo - mente 3. Nivel cognoscitivo: se entiende por tal el procesamiento de la información por las redes y los circuitos neuronales, con sus respectivos inputs (ingreso de la información) y outputs expresados en eventos psicológicos y somáticos. La información que los circuitos neuronales del hipocampo y subiculum procesan, establece comparación entre los eventos actuales y los eventos esperados. Cuando la comparación no se adecua a la expectativa, se activa un “sistema inhibitorio de conducta” que suprime la actividad motora e incrementa el alerta y la atención al medio ambiente. 4. Nivel psicológico o experiencia subjetiva: esos efectos son vivenciados o asumidos por la persona como ansiedad. Las BDZ, al suprimir la activación del “sistema inhibitorio de conducta”, contrarrestan la ansiedad, y dan como resultado su acción tranquilizante o ansiolítica. Los eventos en el nivel psicológico “emergen” en el nivel sociológico como conductas o cambios conductuales susceptibles además de modificar o ser modificados por el medio ecológico en el que se ubican la persona y su entorno social (nivel sociológico). El mismo autor (Gray) en una moderna revisión (2016) considera que los eventos moleculares (genómicos y epigenómicos), generan proteínas diferentes que incorporadas a los sistemas de procesamiento de información (nivel de procesamiento sistémico) generarán endofenotipos distintos que alteran el procesamiento de las diferentes salidas del SNC y que se combinan como rompecabezas generando los patrones de comportamiento que nos individualizan como personas. Es importante reconocer que estas acciones ocurren prácticamente de manera simultánea, aunque en el orden lógico dado por la relación de precedencia. Los diversos niveles se influyen y determinan los unos a los otros. La relación entre niveles en la “jerarquía” o “estructura de niveles” (Bunge 1980 a,b) está dada por el hecho de que los elementos de un determinado nivel pertenecen a los niveles precedentes. Esta estrategia de análisis multinivel es capaz de aglutinar los estudios de neurociencia y psicología y, de este modo, se convierte en la “única manera capaz de llenar el vacío entre la neurona y la mente”, al decir de Bunge (1980 a,b). La interpretación en niveles del mecanismo de acción de los psicofármacos, desde su interacción molecular hasta su expresión en el nivel conductual, se correlaciona con el mecanismo de sentido secuencial inverso, por el cual las alteraciones provocadas en los patrones de conducta se traducen en cambios biológicos detectables, aún en el nivel molecular. Para el caso utilizado como ejemplo, el de los mecanismos por los cuales las BDZ producen sus efectos característicos, se ha demostrado (Izquierdo y Medina) que el estrés agudo y crónico en el animal de experimentación, sometido a pruebas de natación forzada o choque eléctrico en las patas (“estrés ineludible”), así como diversos procedimientos de aprendizaje instrumental, es acompañado por cambios en la densidad (Bmax) de receptores a BDZ en la corteza cerebral e hipocampo, así como de alteraciones en ligandos endógenos (moléculas que se fijan a ese receptor con efecto agonista o agonista inverso) en la amígdala, la corteza cerebral y el septum. También comprobaron que los procesos de retención de memoria para las tareas de aprendizaje evitativo del estrés (avoidance) fueron significativamente menores luego de la administración de flumazenil, un fármaco antagonista específico de los receptores benzodiacepínicos. Es decir, que el animal de laboratorio con la administración del EDITORIAL SCIENS 53

LM Zieher // Neurociencia. De la neurona a la mente. antagonista dejaba de retener en su memoria las conductas evitativas que le permitían escapar al estrés. Es dable pensar, entonces, que los diferentes procedimientos conductuales o psicoterápicos que previenen la percepción o elaboración (procesamiento) de nuevos factores, endógenos o exógenos, generadores de trastornos psicopatológicos, o que modifican los ya existentes deben, necesaria e ineludiblemente, transducirse en cambios o alteraciones biológicas. Con lo cual, se concede sustrato biológico a los resultados de la psicoterapia, en contra de la suposición, no por difundida menos equivocada, de que solo los tratamientos farmacológicos son “biológicos”. También los “placebos” tienen actividad biológica como lo demuestra el desplazamiento de la fijación de raclopride, un agonista dopaminérgico, en el nucleus accumbens (NAcc) medido con técnica de tomografía de emisión de positrones (PET), en pacientes con enfermedad de Parkinson tratados con apomorfina en los que la sustitución de dicho agente dopaminérgico por un placebo (solución salina) induce desplazamientos equivalentes de la fijación de raclopride al NAcc indicando la liberación de dopamina por la administración del placebo y el correlato en los signos y síntomas del Parkinson (efecto o respuesta placebo). En este sentido, se resalta que el mecanismo de acción en las terapias farmacológicas opera desde lo molecular hacia lo conductual (figura 1); mientras que en las psicoterapias el proceso ocurre en sentido inverso: desde lo conductual y su experiencia subjetiva, hasta los cambios generados a nivel molecular, pasando por los niveles cognoscitivo y neurofisiológico. Nivel molecular: comprende la interacción droga-receptor, esto es la unión del fármaco a sus blancos (targets) moleculares y las propiedades emergentes derivadas. Los cambios generados de manera rápida (acción) se traducen en respuestas de tipo adaptativo por lo cual involucran cambios de la neuroplasticidad que pueden ocurrir en distintos niveles: regulación ascendente o descendente de sitios receptores, cambios en segundos mensajeros, activación de factores de transcripción y eventos genómicos relacionados como la síntesis de neurotrofinas y sus receptores que se traducen finalmente en cambios estructurales en neuronas serotonérgicas del hipocampo, etc., con aumento de la extensión y ramificación de los árboles dendríticos, de sus espinas y de la conformación de circuitos locales de procesamiento todos ellos conformando los cambios plásticos o adaptativos gatillados por la acción inicial de los fármacos. Descubrimientos recientes sugieren que la medicación antidepresiva y las terapias electroconvulsivas actúan por medio del incremento en la producción de los factores neurotróficos propios del cerebro. Jakobs et al. (2000) y su grupo de la Universidad de Princeton encuentran por último, un incremento en la neurogénesis en el hipocampo con aumentos entre el 35 y el 40% en neuronas de neoformación luego de 21 días de tratamiento con antidepresivos en ratas y del 50 al 60% luego de tres sesiones de TEC. Al establecerse, por estos mecanismos, circuitos nuevos de procesamiento mejora el funcionamiento (nivel neurofisiológico), el procesamiento sistémico (en el nivel cognoscitivo) y aparecen cambios conductuales evidenciados en la mayoría de los indicadores clínicos (nivel psicológico) y de la conducta de la persona y su interacción social (nivel sociológico). 54

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