D Serebrisky // Adicciones mismas posibilidades de acceso a un servicio de internet, y a veces ni siquiera tienen una computadora adecuada para este propósito. En este sentido, cabe destacar que hay un porcentaje de personas que no saben manejarse con dispositivos electrónicos, ya sea por razones culturales, económicas o generacionales. El aumento en el consumo de sustancias como consecuencia del estrés, del encierro y de la incertidumbre por el futuro, sumado a las limitaciones en las prestaciones de los servicios de tratamiento de adicciones, constituyeron un problema de salud que fue necesario abordar para crear nuevas soluciones de manera inmediata. Nos gustaría desarrollar brevemente los diferentes abordajes disponibles para el tratamiento de las adicciones, ya que los distintos colaboradores de este libro plantean los cambios que ha habido en sus diversas prácticas clínicas. Encuadres, abordajes y dispositivos Sea cual fuere el encuadre, resulta fundamental establecer un buen vínculo médico-paciente o equipo-paciente, para favorecer el diagnóstico precoz de los problemas relacionados con las sustancias. El diagnóstico precoz permite disminuir los daños y favorece los cambios conductuales. La evaluación del consumo de sustancias debería formar parte de la rutina exploratoria de cualquier psiquiatra o psicólogo; el primer paso para identificar el problema es pensar en él. Para que una intervención sea eficaz, tiene que adecuarse al nivel de conciencia de enfermedad que tenga el paciente y a su grado de motivación para el cambio. Por ende, la evaluación deberá incluir la valoración de la motivación. Si el paciente no está preparado para abstenerse por completo del consumo de sustancias, la alternativa es intentar reducirlo. Pequeños cambios pueden hacer una gran diferencia Es importante recordar que no existe un solo tratamiento apropiado para TODOS los pacientes en TODOS los momentos. Equipos interdisciplinarios En el área de la salud mental existe un reconocimiento creciente de que la enfermedad mental grave y el abuso de sustancias son cuadros tan complicados que exceden el alcance de cada una de las disciplinas involucradas (DeGraw C, et al. 1996). Resulta prácticamente imposible que un solo profesional domine la amplia gama de competencias pertinentes en rehabilitación psiquiátrica y adicciones. El equipo interdisciplinario es el vehículo óptimo para la integración y adaptación de diversas intervenciones (Liberman RP, et al. 2001). La adicción afecta múltiples facetas de la vida, motivo por el cual los pacientes que llegan a tratamiento pueden tener diversos problemas relacionados con el uso de sustancias. Por ejemplo, en el caso del alcohol, el sujeto podría tener un trastorno depresivo que requiera tratamiento específico, hepatopatía que condicione el uso de medicación psiquiátrica, problemas legales por haber sido detenido manejando en estado de intoxicación alcohólica, problemas con su grupo primario de apoyo y problemas laborales por reiteradas faltas. El tratamiento tiene más probabilidades de ser exitoso si todos los problemas se abordan simultáneamente con el del abuso de sustancias. Resulta evidente que ningún profesional por sí solo 14
puede abordar todas estas problemáticas, por lo que se requiere un equipo interdisciplinario que colabore para ayudar a estas personas. 1. Grupo de ayuda mutua (GAM) La consejería y los programas de tratamiento basados en los 12 pasos (como Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos) han sido tradicionalmente el eje de los tratamientos del alcoholismo y otras adicciones. Un Grupo de Ayuda Mutua es un espacio en el cual diversas personas que comparten un mismo problema o dificultad se reúnen para intentar superar o mejorar su situación. Los grupos de ayuda mutua suelen tener las siguientes características: los participantes comparten experiencia y/o necesidad, la participación es voluntaria, los encuentros se hacen de manera periódica y no hay diferencias de rol o estatus entre los miembros. Aunque participar en un GAM pueda tener efectos beneficiosos para la salud mental, un GAM no es una forma de psicoterapia. Para empezar, porque no hay ningún psicoterapeuta guiando el grupo. Además, porque su objetivo no es hacer tratamiento. Y, finalmente, porque los intercambios y las relaciones se basan en la horizontalidad y ninguna persona ocupa el rol de enfermo. Cabe destacar que los GAM son el recurso más ampliamente disponible en el mundo en cuanto a su ubicación geográfica y horarios de reuniones. 2. Comunidad terapéutica Las comunidades terapéuticas son una forma de tratamiento residencial a largo plazo para los trastornos derivados del uso de sustancias. Existen múltiples definiciones de comunidad terapéutica que muestran sus características. Podemos destacar la elaborada por Ottemberg en 1993 que dice lo siguiente: “Una comunidad terapéutica es un ámbito libre de drogas en el que personas con problemas de adicción y otros problemas viven juntos de una manera organizada y estructurada con el fin de promover el cambio y de hacer posible una vida libre de drogas en la sociedad real. La comunidad terapéutica forma una micro-sociedad en la cual, los residentes y el equipo, en el rol de facilitadores, asumen diferentes roles y se apegan a reglas claras, diseñadas para promover el proceso de transición de los residentes”. El objetivo de las comunidades terapéuticas es abordar de forma intensiva y global los problemas de adicción o de otro tipo, con actividades de tipo psicoterapéutico, ocupacional, socioeducativo y médico-sanitario. 3. Clínica psiquiátrica Las clínicas psiquiátricas suelen ser el lugar ideal para el abordaje de pacientes con patología dual (adicción y otra patología psiquiátrica). Ofrecen un servicio de internación para la desintoxicación (que en algunos casos resulta difícil lograr con un tratamiento ambulatorio), servicio de internaciones a corto y mediano plazo (para la estabilización psicopatológica de los pacientes con trastorno mental comórbido) y hospital de día. Algunas clínicas también cuentan con un área de consultas externas, para realizar los seguimientos ambulatorios, tras el alta hospitalaria. 4. Tratamientos ambulatorios El tratamiento ambulatorio para las adicciones constituye una modalidad de intervención no residencial, guiada por un equipo 15
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