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EL JUNCO SE DOBLA PERO PERMANECE EN PIE: RESILIENCIA DE LOS PROFESIONALES DE LA SALUD EN PANDEMIA

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Esta situación, sin

Esta situación, sin precedentes en el siglo XXI, fue considerada una emergencia de salud pública de preocupación internacional que, por sus características globales, representó un gran desafío a la salud mental, tanto a nivel individual, como comunitario. Un grupo de médicos psiquiatras de la Universidad de Colombia publicó en septiembre de 2020, en la colección ScieLo, un artículo que muestra las consecuencias de esta pandemia en la salud mental, asociadas al aislamiento social. El doctor Jairo Ramírez-Ortiz, autor principal, destacó: “La mayoría de las personas han estado expuestas a una situación estresante, nueva y sin precedentes, debido a su duración desconocida”. El experto agregó que, recopilando experiencias de pandemias anteriores, si bien son muchos los afectados en situaciones similares, el especial interés de cuidado debe estar dirigido a las poblaciones vulnerables, que incluyen a los enfermos, sus familias, personas con condiciones médicas preexistentes y trabajadores de la salud, en especial aquellos que trabajan directamente con pacientes afectados por la covid-19. El personal de salud es considerado un grupo vulnerable en extremo debido a la exposición directa a la enfermedad, al temor de contagiar a sus seres queridos y a las condiciones desfavorables en las que, en muchas ocasiones, deben prestar servicios. Ramírez-Ortiz destacó la presencia de síntomas depresivos, trastornos de ansiedad y del sueño en los profesionales sanitarios. Estar obligados a prestar sus servicios en la primera línea, con una carga horaria intensa por el contagio de sus pares, y ante la imposibilidad de conseguir refuerzos humanos en turnos que se prolongan en horas, determina un esfuerzo poco usual, tanto para el cuerpo como para la mente humana. El experto aseguró que si bien al inicio del aislamiento, y frente al estrés agudo, una persona puede tener herramientas para afrontarlo, al prolongarse la situación en el tiempo y cronificarse el estrés surgen signos y síntomas psíquicos y físicos, asociados al agotamiento que genera la misma exposición crónica a este fenómeno. Debemos considerar también, que tanto en las consultas privadas como en las de consultorios externos en centros asistenciales públicos o privados, han debido modificarse las estrategias laborales, cambiando el modo de relacionarse con el paciente. De esta manera cobró auge la telemedicina, con consultas virtuales a través de distintas plataformas, el aumento de la consulta telefónica y la confección de recetas electrónicas. Tanto los profesionales de la salud como los pacientes debieron adaptarse a estas nuevas modalidades comunicacionales de consulta. Si bien han permitido resolver muchas situaciones, no siempre son bien remuneradas y, además, dejaron expuesto al profesional médico y de otras ramas de la salud a una suerte de disposición permanente, en un “continuum on-line”, agobiante y agotador. Sólo por citar una de estas complejas situaciones, en el área de la rehabilitación física y kinésica, el contacto presencial con el paciente ha debido persistir por el tipo de actividad que se realiza. En este punto se han de considerar el temor y la reticencia del paciente a acudir a los consultorios, sumado al estrés cotidiano de los profesionales, que generan en estos últimos las consecuencias ya mencionadas. Alertados por el agotamiento físico y psíquico, y la alta cantidad de enfermos y fallecidos por la covid-19 que reportaban otros países, el equipo de salud se enfrentó desde el

inicio de la emergencia sanitaria a elevados niveles de estrés agudo. Prepararse, sobre todo en áreas críticas, como emergencias y unidades de terapia intensiva, se volvió prioridad. Personal médico, de enfermería y kinesiología, así como quienes se dedican al diagnóstico por imágenes, farmacia y laboratorio, debieron ser instruidos en técnicas de cuidado, que comprendían desde el uso de equipos de protección personal hasta hábitos de higiene y medidas de cuidado en la convivencia laboral y familiar. Otro estudio, publicado en mayo de 2020 año por un grupo de investigadores españoles, concluyó que en esta situación crítica el colectivo de profesionales que se sitúa en primera línea está expuesto directamente a determinados riesgos y estresores. Esto contribuye a que desarrollen sintomatología psicológica diversa. El trabajo tuvo como objetivo evaluar los factores que pueden desestabilizar la salud mental de estos profesionales en el contexto de la pandemia. La doctora María Dosil Santamaría aseveró que es recomendable ofrecerles ayuda psicológica para reducir el impacto emocional de la covid-19 y asegurar así no solo su salud mental, sino también el adecuado cuidado que dispensan. Como ejemplo del armado de dispositivos para cuidar psíquicamente al personal de salud, al prolongarse en la Argentina el aislamiento obligatorio, médicos de distintas áreas relacionadas con la salud mental del Hospital de Agudos doctor Teodoro Álvarez, se reunieron para intercambiar las experiencias frente a la situación personal y laboral vividas durante la pandemia. De estos encuentros surgió la necesidad del armado de redes para contención mutua y la creación de una herramienta que permitiera asistir al resto del personal asistencial. La experiencia desarrollada fue comunicada en la revista Sinopsis, de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), en octubre de 2020. En el artículo explicaron la puesta en marcha de un “equipo itinerante”, liderado por la médica psiquiatra María Sol Gómez Paduano y la licenciada en psicología Guillermina Gutierrez que, integrado por psiquiatras y psicólogos, recorren el hospital ofreciendo contención y apoyo a quienes lo precisen. Utilizaron la palabra “itinerante” para darle un sentido, en medio de tanto aislamiento y desorganización, a un recorrido que describieron como “cartográfico” dentro de la institución, armando redes de acompañamiento y cuidado. Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Argentina, publicado en junio de 2020, señaló que los efectos de la pandemia sobre la salud mental de la población constituyen un auténtico desafío. Los equipos de salud no están exentos de ello. La exposición permanente a situaciones de estrés va horadando la capacidad de resiliencia del trabajador en salud. La aparición de irritabilidad, cansancio físico, falta de empatía, fallas atencionales y de concentración, junto a trastornos del sueño, actualmente interpretados como la etapa de fatiga de la cuarentena, son claros indicadores del síndrome de burn-out. El doctor Gustavo Gashu (M.N. 76380), cardiólogo e intensivista, quien se desempeña en el servicio de Terapia intensiva del Hospital Militar Central de Buenos Aires, y en las unidades de terapia intensiva y unidad coronaria del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT), en una entrevista manifestó: “Esta pandemia nos está agotando. Padecemos un alto nivel de estrés, con trabajo excesivo, agotador y con una alta exposi-

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