Psicofarmacología // Edición para la República Oriental del Uruguay // 9:24, agosto de 2024 la función de la microbiota intestinal podrían estar relacionadas con los síntomas del TEA (Fattorusso et al., 2019). Numerosos estudios han indicado que la microbiota intestinal de individuos con TEA difiere significativamente de la de individuos neurotípicos. Investigaciones han encontrado una menor diversidad microbiana y una alteración en la abundancia de ciertas especies bacterianas (Kang et al., 2013). Esta alteración de la microbiota intestinal puede predisponer a enfermedades neurodegenerativas a través de mecanismos como la inflamación sistémica, la disrupción de la barrera hematoencefálica, la producción de metabolitos tóxicos y el estrés oxidativo. Inflamación sistémica y neuroinflamación • Inflamación Crónica: La disbiosis en el Trastorno del Espectro Autista (TEA) puede llevar a una inflamación crónica en el intestino, lo que a su vez puede inducir una inflamación sistémica (Critchfield et al., 2011; MacFabe, 2012). • Neuroinflamación: Las citocinas proinflamatorias producidas en el intestino pueden cruzar la barrera hematoencefálica y activar la microglía en el cerebro, contribuyendo a la neuroinflamación. Este es un factor clave en la patogénesis de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson (Rosenfeld, 2015; Ding et al., 2017). Disrupción de la barrera hematoencefálica • Permeabilidad aumentada: La inflamación intestinal y sistémica puede comprometer la integridad de la barrera hematoencefálica, permitiendo la entrada de toxinas y patógenos que pueden dañar el tejido cerebral y predisponer a enfermedades neurodegenerativas (Kelly et al., 2015; Finegold, 2011). Metabolitos neuroactivos • Producción de metabolitos tóxicos: Algunas bacterias intestinales pueden producir metabolitos que son neurotóxicos. Por ejemplo, el exceso de amoníaco o ciertas aminas biogénicas pueden tener efectos perjudiciales en las neuronas (Ríos-Covian et al., 2016; Turrens, 2003). • Ácidos Grasos de Cadena Corta (AGCC): Aunque los AGCC generalmente tienen efectos beneficiosos, un desequilibrio en su producción puede alterar la función neurológica (Berding & Donovan, 2016; Sharon et al., 2019). Estrés oxidativo • Radicales libres: La inflamación crónica y la disbiosis pueden aumentar la producción de radicales libres, lo que puede llevar a estrés oxidativo. El estrés oxidativo es un factor importante en la neurodegeneración, ya que puede dañar las células neuronales y sus componentes (Turrens, 2003; Mead & Ashwood, 2015). Evidencia científica 1. Estudios en modelos animales: - Los estudios en ratones han demostrado que la modificación de la microbiota puede influir en los comportamientos relacionados con el TEA y la inflamación cerebral. Estos estudios sugieren que una microbiota desequilibrada puede predisponer a la neurodegeneración (Sharon et al., 2019; Kang et al., 2013). 2. Estudios en humanos: - La investigación ha encontrado asociaciones entre perfiles específicos de microbiota y la severidad de los síntomas del TEA. También hay evidencia que sugiere que estos perfiles pueden estar relacionados con un mayor riesgo de enfermedades neurodegenerativas (Finegold, 2011; Haroon et al., 2012). 3. Biomarcadores inflamatorios: - Se ha observado que los individuos con TEA a menudo tienen niveles elevados de biomarcadores inflamatorios, que también se encuentran en niveles elevados en personas con enfermedades neurodegenerativas (Mead & Ashwood, 2015; Pålsson-McDermott & O’Neill, 2007). 1. Estrés oxidativo y daño celular El envejecimiento generalmente aumenta el estrés oxidativo y el daño celular. En individuos con TEA, este proceso puede ser más acelerado debido a la presencia de alteraciones metabólicas y mitocondriales inherentes al trastorno (Sterling et al., 2008). 2. Alteraciones genéticas y epigenéticas Hay una fuerte base genética en el TEA, con múltiples genes implicados (Tailanián, Natalia 2024). Los estudios han identificado varias mutaciones y variantes genéticas asociadas con el autismo, algunas de las cuales afectan el desarrollo y la función de las sinapsis (Minshew & Williams, 2007). Con el envejecimiento, las modificaciones epigenéticas, que incluyen la metilación del ADN y modificaciones en las histonas que afectan la expresión génica, pueden acumularse. En adultos mayores con TEA, estas modificaciones pueden interactuar con las variantes genéticas existentes, afectando aún más la función neuronal y la salud cerebral (Marotta et al., 2020). 3. Estrés crónico Las personas con TEA pueden experimentar niveles más altos de estrés a lo largo de sus vidas debido a las dificultades sociales y de comunicación, lo que podría contribuir al deterioro cognitivo (Bishop-Fitzpatrick et al., 2018). 4. Comorbilidades psiquiátricas La prevalencia de trastornos de salud mental como la depresión y la ansiedad puede aumentar con la edad en personas con TEA. Estas condiciones pueden estar relacionadas con los cambios neurobiológicos y la conectividad cerebral alterada, además de factores psicosociales como el aislamiento y la pérdida de redes de apoyo (Hofvander et al., 2009). Sin embargo, esto puede variar ampliamente entre individuos. Diagnóstico diferencial del TEA en el adulto mayor y el deterioro cognitivo El diagnóstico diferencial del Trastorno del Espectro Autista (TEA) en adultos mayores, especialmente cuando coexiste con deterioro cognitivo, presenta varios desafíos clínicos. La superposición de síntomas entre TEA y diversas formas de deterioro implican una exhaustiva indagación en: 1. La historia clínica Las personas con TEA suelen presentar dificultades persis- EDITORIAL SCIENS // 9
Laura Sarubbo tentes en la comunicación social y comportamientos repetitivos desde una edad temprana (Howlin et al., 2004) lo que puede evaluarse mediante el registro clínico desde la infancia 2. Aparición de síntomas cognitivos Los síntomas de deterioro cognitivo, como la pérdida de memoria y la confusión, suelen aparecer más tarde en la vida, en contraste con los síntomas de TEA que son evidentes desde la infancia (Lord et al., 2020). En el TEA: Los adultos mayores con TEA pueden mostrar rigidez en el pensamiento, dificultades en la planificación y organización, y una atención al detalle excesiva, pero estos síntomas son parte de su presentación autista de larga data (Ecker et al., 2015). En el deterioro cognitivo: Los síntomas incluyen pérdida de memoria reciente, dificultad para aprender nueva información, desorientación en tiempo y espacio, y cambios en la personalidad y comportamiento que son progresivos y diferentes de su línea base (American Psychiatric Association, 2013). 3. Evaluación neuropsicológica En el TEA: Las pruebas neuropsicológicas pueden mostrar un perfil de habilidades cognitivas dispares, con áreas de fortaleza en memoria y habilidades visoespaciales, y debilidades en funciones ejecutivas y habilidades sociales (Ecker & Murphy, 2020). En el deterioro cognitivo: Las evaluaciones pueden revelar un deterioro global en múltiples dominios cognitivos, incluyendo memoria, lenguaje, funciones ejecutivas y habilidades visuoespaciales (American Psychiatric Association, 2013). 4. Síntomas psiquiátricos y conductuales En el TEA: La ansiedad, depresión y comportamientos repetitivos pueden estar presentes, pero suelen ser estables y crónicos (Bishop-Fitzpatrick et al., 2013). En el deterioro cognitivo: Pueden aparecer nuevos síntomas psiquiátricos como agitación, delirios y alucinaciones, que no estaban presentes previamente (Howes et al., 2018). 5. Comorbilidades médicas En el TEA: Los adultos mayores con TEA pueden tener comorbilidades médicas como epilepsia, problemas gastrointestinales y trastornos del sueño, que deben ser considerados en el diagnóstico diferencial (Buck et al., 2014). En el deterioro cognitivo: La demencia puede estar asociada con otras condiciones médicas, como enfermedades cardiovasculares y diabetes, que pueden exacerbar el deterioro cognitivo (Bradley et al., 2004). 6. Pruebas de imagen cerebral En el TEA: Pueden mostrar anomalías estructurales específicas como una mayor conectividad local y menor conectividad a larga distancia en ciertas regiones cerebrales (Minshew & Williams, 2007). En el deterioro cognitivo: Las imágenes cerebrales pueden revelar atrofia generalizada o localizada, cambios isquémicos, o signos de enfermedad neurodegenerativa como la enfermedad de Alzheimer (Ecker & Murphy, 2020). Consideraciones terapéuticas Tratamiento del paciente adulto mayor con TEA y deterioro cognitivo El tratamiento del paciente adulto mayor con Trastorno del Espectro Autista (TEA) y deterioro cognitivo requiere un enfoque multidisciplinario e integral. Este abordaje debe considerar tanto las características particulares del TEA como los desafíos específicos del deterioro cognitivo asociado al envejecimiento. Dado que el TEA y el deterioro cognitivo pueden presentar síntomas y necesidades que se superponen y agravan mutuamente, es crucial diseñar estrategias terapéuticas personalizadas que aborden estas complejidades de manera efectiva. Abordajes terapéuticos Intervenciones no farmacológicas Para abordar de manera efectiva los trastornos del espectro autista (TEA) y la demencia en un paciente que los padece de forma concomitante, es fundamental desarrollar un tratamiento no farmacológico integral que combine distintas terapias. La combinación de estrategias de intervención puede ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente, reducir los psicofármacos que se le han indicado y abordar tanto los síntomas de TEA como los de la demencia. Tratamiento no farmacológico integral para pacientes con TEA y demencia Terapia Cognitiva y Conductual (TCC) La Terapia Cognitiva y Conductual (TCC) se enfoca en mejorar la capacidad de adaptación, reducir la ansiedad y manejar el comportamiento repetitivo y estereotipado en el TEA. Esta terapia utiliza técnicas de reestructuración cognitiva y entrenamiento en habilidades sociales y de afrontamiento. La evidencia sugiere que la TCC puede ser efectiva para reducir los síntomas de ansiedad y mejorar el bienestar general en adultos mayores con TEA y en las primeras etapas del deterioro cognitivo (Bishop-Fitzpatrick et al., 2013). Terapia ocupacional Las terapias ocupacionales tienen como objetivo mantener y mejorar la independencia en las actividades de la vida diaria. Se utilizan programas de actividades diarias personalizadas, entrenamiento en el uso de ayudas técnicas y adaptaciones del entorno. Estas intervenciones pueden mejorar la funcionalidad y la calidad de vida, proporcionando estructura y apoyo en la realización de actividades cotidianas (Esbensen et al., 2010). Intervenciones psicosociales Las intervenciones psicosociales están diseñadas para reducir el aislamiento social y mejorar la calidad de vida. Incluyen grupos de apoyo, actividades recreativas y terapias grupales centradas en la interacción social. Estas intervenciones han demostrado ser útiles para mejorar la socialización y el bienestar emocional en personas con TEA y deterioro cognitivo (Gotham et al., 2015). 10 // EDITORIAL SCIENS
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