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Ética y educación - L Allegro

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Hay una relación dialéctica entre educación y ética. En dicha dialéctica hay, por una parte, una ética de la educación y, por la otra, una educación de la ética. Tomaré únicamente la segunda vertiente: la educación de la ética y, dentro de la educación, me referiré a algunas nociones de la psicología del aprendizaje. Por otra parte, hay un franco parentesco entre el educar, el enseñar y el aprender. El enseñar y el aprender son el anverso y el reverso de una misma función, como las dos caras de una moneda: ambas constituyen una totalidad, de tal modo que nunca se da una sin la participación de la otra. El maestro que enseña a sus discípulos, a su vez también está aprendiendo de ellos. Cuando esta tarea de educar se realiza dentro del ámbito que está exclusivamente destinado a ello (como la universidad, la escuela o el taller) la función se denominada "docencia". Pero el enseñar y el aprender se dan en cualquier lugar y en todo momento. Aquí tenemos un punto importante en cuanto a la ética: se aprende y se enseña dentro y fuera de los ámbitos académicos, en la vida misma y en todos los escenarios cotidianos.

Ética y educación - L Allegro

É tica Dr. Luis Allegro Presidente de la Sociedad de Ética en Medicina Asociación Médica Argentina Ética y educación Hay una relación dialéctica entre educación y ética. En dicha dialéctica hay, por una parte, una ética de la educación y, por la otra, una educación de la ética. Tomaré únicamente la segunda vertiente: la educación de la ética y, dentro de la educación, me referiré a algunas nociones de la psicología del aprendizaje. Por otra parte, hay un franco parentesco entre el educar, el enseñar y el aprender. El enseñar y el aprender son el anverso y el reverso de una misma función, como las dos caras de una moneda: ambas constituyen una totalidad, de tal modo que nunca se da una sin la participación de la otra. El maestro que enseña a sus discípulos, a su vez también está aprendiendo de ellos. Cuando esta tarea de educar se realiza dentro del ámbito que está exclusivamente destinado a ello (como la universidad, la escuela o el taller) la función se denominada "docencia". Pero el enseñar y el aprender se dan en cualquier lugar y en todo momento. Aquí tenemos un punto importante en cuanto a la ética: se aprende y se enseña dentro y fuera de los ámbitos académicos, en la vida misma y en todos los escenarios cotidianos. Cómo se enseña la ética La ética se enseña con el ejemplo y se aprende con el modelo. Ejemplo y modelo son dos versiones de una misma realidad, aunque se diferencian según el punto de vista del que hace la lectura: si es del que enseña o si es del que aprende. En el que enseña, la ética debe ser un producto ya logrado e incorporado en la forma de pensar y en el comportamiento, mientras en el que aprende, debe ser un producto que requiere ser logrado. Supuestamente debería ser así, pero no lo es del todo, pues la ética no se termina de aprender nunca. Jamás se llega al producto definitivamente terminado; siempre se está en permanente adquisición. El "homus ethicus" -por llamar así al componente ético del ser humano- es una gestaltung en permanente modificación, cosa que debería serlo en el sentido del "mejoramiento beneficioso". Las nociones de "bien" y de "bueno" deben constituir el soporte y el carril de esta permanente modificación. ¿Cómo se produce el aprendizaje de la ética? Por identificación con el modelo. Esto es básico en todo aprendizaje. El niño toma a alguien, (el padre, el maestro) como modelo y se identifica con él, incorporando tanto sus comportamientos, como su forma de pensar. Hay un modelo biológico que es útil para extraer explicaciones que pueden ser aplicadas a lo que nos interesa: el metabolismo celular. Si observamos al microscopio un organismo unicelular, como la ameba, veremos que cuando está frente a una partícula alimenticia, emite un pseudopodio, que es una prolongación de su protoplasma, para englobar a la partícula, luego la deglute e incorpora dentro de su propio cuerpo celular. Por otra parte, también se ven elementos del interior que son expulsados al exterior por un fenómeno inverso al anterior. Este intercambio, que se da en un doble sentido de adentro hacia afuera y viceversa, es seguramente la actividad más importante del fenómeno que llamamos vida. En el psiquismo, también se da un fenómeno de incorporación de elementos, de información, de conocimientos que vienen de afuera, y un fenómeno de expulsión de elementos, de conocimientos, de información que van desde el psiquismo al mundo externo. El psicoanálisis ha estudiado este tema y a la incorporación psíquica se ha denominado introyección o identificación, mientras que a la expulsión, la llamó proyección. La relación maestro-discípulo El modelo de incorporación mencionado antes, puede observarse con claridad en toda situación de aprendizaje. Esto se destaca especialmente en la relación padre-hijo y en la de maestro-discípulo. La relación padre-hijo constituye normalmente un vínculo de carácter simbiótico en un sentido psicológico, en el cual se da una fuerte comunicación emocional y afectiva entre ambos integrantes de la fórmula. Este componente afectivo-emocional es fundamental y fundante en todo aprendizaje: el amor es el puente que canaliza la adquisición en el que está aprendiendo y es el pegamento que estabiliza el aprendizaje. Por amor, el niño toma a su progenitor como modelo y lo incorpora como una totalidad en todos los aspectos que lo caracterizan como persona. De esta incorporación in toto, se produce un “metabolismo interno”, psíquico, por el cual se efectúa una selección y aceptación de aquellos aspectos que le son útiles en su proceso de identificación, y una eliminación de aquellos otros que no le son útiles. Lo mismo ocurre en el discípulo en su relación con el maestro: lo toma como modelo de persona e incorpora su forma de ser, de comportarse, de sentir y de pensar. La calidad del vínculo y su permanencia en el tiempo son los pilares que darán el grado de solidez de lo que se aprende: cuanto más intenso es el afecto y mayor es el tiempo de dedicación, más significativo y perdurable será lo que se adquiere. Este proceso de aprendizaje producirá con el tiempo un enriquecimiento interno y con ello el desarrollo de la autonomía y adquisición de la propia personalidad. Entonces se producirá un robustecimiento de la capacidad de discriminación que le permitirá distinguir y separar aquellos rasgos que se adoptan como propios, de aquellos otros que se distinguen como ajenos. Así se adquiere la ética.

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