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Generalidades y quimioterapia antibacteriana. HA Serra

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En la tierra existe una abundante vida; tal biomasa ha colonizado todo hábitat posible, agua, aire y tierra, con gran capacidad adaptativa. Un conjunto diverso de organismos convive con y en nosotros naturalmente (se estima que sólo nuestra microbiota intestinal está representada por unas 1014 células).

HA

HA Serra // Antibióticos para alcanzar el peso ideal; por ello, para mejorar el rendimiento se agregan antibióticos al alimento. Según el Censo Europeo sobre Consumo Veterinario de Antibióticos llevado a cabo en 29 países en 2014, se utilizan en ese continente 110 mg de antibiótico por kg de animal producido término medio (aunque con mucha variación por país), siendo los más empleados, tetraciclinas (33,5%), penicilinas (25,5%), sulfonamidas (11%), macrólidos (7,5%) polimixinas (7%) y fluoquinolonas (2%). La acumulación de estas moléculas a lo largo de la cadena alimentaria expone al ser humano a dosis subclínicas y esparce la resistencia en ambientes normalmente sensibles, a tal punto que, hoy día no hay especie bacteriana que no tenga, por ejemplo, cepas resistentes a las tetraciclinas. Si bien en este último tiempo se han producido algunos cambios favorables en la actitud prescriptiva (mejor diagnóstico y seguimiento del enfermo), se han adecuado los esquemas de antibioticoterapia a la PK-PD (optimización terapéutica, desescalado de dosis), se ha mejorado la conservación del alimento animal (empleo de probióticos), o se han ajustado las formas de desinfección hospitalaria; bajo ningún concepto debe minimizarse la responsabilidad que los actores mencionados y los educadores - comunicadores sociales tienen para lograr resolverla. Cualquiera sea el mecanismo, la resistencia se debe en última instancia a proteínas cuyos genes y funciones están ampliamente identificados y estudiados. Pero su análisis detallado ha permitido redefinir los distintos tipos. La resistencia natural es siempre constitutiva pues está presente en la población bacteriana desde siempre, haya o no antibiótico; asimismo es de un solo paso puesto que está presente en su máxima expresión. Su genética demuestra que se debe a los polimorfismos de blanco mencionados. En cambio, la resistencia adquirida es inducida ya que surge luego de la exposición al antibiótico, el cual regula la tasa de expresión de los operones o regulones de resistencia; asimismo suele verificarse en pasos múltiples, baja al principio, aumenta con cada exposición al antibiótico. La diferente velocidad de aparición dependería de la regulación: las formas más rápidas se dan en gérmenes con un mecanismo de regulación sencillo, como el del operón; las formas más lentas se dan en bacterias con mecanismos más complejos, como inducción-represión por dos componentes. Existen más mecanismos de resistencia basados en permeabilidad-eliminación citosólica del antibiótico que basados en polimorfismos de blanco. La mayor frecuencia de los primeros, probablemente se deba a que sus genes son fácilmente intercambiables entre los genomas bacterianos o que implican soluciones económicamente más viables para el microorganismo, ya que estos sistemas se usan también para el aprovechamiento de sustancias endógenas mientras que una proteína mutada cursa en la mayoría de los casos con pérdida de función. Finalmente, la resistencia cruzada se origina en un único mecanismo ejecutor (como las penicilinas y cefalosporinas que son degradados por las mismas ß-lactamasas) o por compartir blancos de acción iguales (como los macrólidos y las lincosamidas y el fenotipo MLSB modificador del rRNA 23S). En cambio, la resistencia múltiple o multirresistencia, involucra directamente varios mecanismos de expresión simultánea, pues proviene de un plásmido 34

que codifica un grupo de genes de resistencia disímiles bajo un mismo control (como el integrón de clase 1) o de un regulón que modifica varios genes de resistencia cromosómica separados físicamente (como el marRAB); sea plásmido o regulón esta forma la sufren a la vez muchos antibióticos no emparentados con mecanismos de acción diferentes (por ejemplo, aminoglucósidos, tetraciclinas, desinfectantes, ß-lactámicos, etc). Efectos adversos de los quimioantibióticos: Los efectos adversos derivados de la antibioticoterapia son variados y dependen en gran medida del tipo de antibiótico considerado. En teoría, debido a la toxicidad diferencial, un antibiótico no debería ejercer efecto adverso alguno. Sin embargo, exceptuando la pared, las estructuras bacterianas y del huésped son parecidas, por lo que todo antibiótico es potencialmente tóxico. Por ejemplo, los antibióticos que dañan las membranas tendrán efectos marcados sobre el huésped o los antibióticos que inhiben la síntesis proteica que, si bien actúan sobre ribosomas bacterianos que son un poco distintos de los eucariontes, pueden inhibir a los mitocondriales del huésped que son iguales a los bacterianos y dar toxicidad. En otros casos los efectos adversos dependen pura y exclusivamente del comportamiento químico del fármaco; ello determina que un antibiótico se comporte como hapteno y desencadene una reacción alérgica. Por ejemplo, el anillo ß-lactámico es altamente reactivo y este grupo suele dar con más frecuencia hipersensibilidad. En otros casos puede presentar una toxicodinamia propia que no tiene nada que ver con el efecto antibiótico y generar idiosincrasia. Por ejemplo, el cloranfenicol que por su grupo nitrobenceno podría inducir toxicidad medular. Sin embargo, existen dos reacciones secundarias que son características de todos los antibacterianos, la alteración de la flora bacteriana y el síndrome de lisis bacteriana. Las evidencias experimentales indican que todo tratamiento antibacteriano altera rápidamente el ecosistema microbiano de la boca y del intestino y que se requiere un tiempo mucho mayor para que su flora saprófita se normalice; como estas alteraciones muchas veces no tienen repercusión clínica, son ignoradas y se continúa con el uso antibiótico inapropiado. La sobreinfección es la infección que aparece inmediatamente luego de un tratamiento antibiótico exitoso; se explica por la ocupación del nicho ecológico del patógeno eliminado por otro nuevo pero resistente a la droga en cuestión. En cambio, la superinfección es la infección (bacteriana o no) agregada a la original aún no curada y estando el paciente bajo tratamiento antibiótico. La superinfección intestinal se explica por el tipo de espectro y duración del tratamiento antibiótico (a mayor espectro y duración, mayor posibilidad de aparición del cuadro), su biodisponibilidad oral (absorción intestinal incompleta) y su eliminación en forma activa por vía biliar (en estos casos, aun cuando una droga se absorba completamente o se administre por una vía parenteral, si se excreta activa por bilis puede alcanzar concentraciones activas en la luz intestinal y producir sobreinfección, sin que ello implique que el antibiótico sea activo para una infección sistémica causada por esos gérmenes). Las formas leves son las disbacteriosis que se expresan como trastornos dispépticos y/o del ritmo evacuatorio, mientras que las 35

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