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James Braid y la hipnosis - F Allegro

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Historia de la Psiquiatría. James Braid y la hipnosis

James Braid y la hipnosis - F

Historia de la Psiquiatría James Braid y la hipnosis Dr. Fabián Allegro Médico. Especialista en Psiquiatría. Doctor en Filosofía. Presidente de la Sociedad Argentina de Psicopatología de la Asociación Médica Argentina. Adjunto de la Cátedra Escuela Francesa II de la Facultad de Psicología, UBA. Jefe de Trabajos Prácticos de las materias Salud Mental y Psiquiatría de la Facultad de Medicina, UBA. Coautor del Código de Ética de la Asociación Médica Argentina. James Braid nació en el condado de Fife (Escocia) en 1795 y estudió en la Universidad de Edimburgo. Trabajó en Escocia y después se trasladó a Manchester, Inglaterra, por insistencia de un paciente, donde permaneció el resto de su vida. Adoptó el término hipnosis y estableció las bases de una técnica que propuso como terapéutica. El verdadero concepto creado por él era llamado neuro-hipnotismo o sueño nervioso. Desde su óptica, la sugestión hipnótica puede ser una valiosa herramienta en el tratamiento de los trastornos funcionales del aparato psíquico. Braid se interesó en el fenómeno conocido como el mesmerismo en noviembre de 1841, cuando observó personalmente las experiencias de Charles Lafontaine. El mesmerismo, también conocido como magnetismo animal, fue creado por Franz Mesmer y tuvo amplia difusión en esa época. Sin embargo, este concepto era considerado una práctica muy polémica y no muy aceptada por el mundo científico. Braid comenzó a experimentar con su propio método y escribió lo que fue su gran obra: Neurohypnology, or the rationale of nervous sleep, considered in relation with animal magnetism (London: John Churchill, 1843) Allí compara la hipnosis con el mecanismo fisiológico del sueño normal. Braid definió que la condición de vigilia es cuando la actividad mental y corporal permite mantener la comunicación con el mundo exterior, al percibir las impresiones de los estímulos en forma adecuada −a través de los órganos de los sentidos− y de ejercer un poder sobre el movimiento voluntario y sobre las funciones mentales en general. En el estado de sueño profundo se produce exactamente lo inverso: un estado de absoluta inconsciencia de todo lo que ocurre alrededor, y la suspensión del movimiento voluntario y de la actividad intelectual. En ese sentido agregó que el sueño es el emblema de la muerte. De la misma manera entendió a la hipnosis misma como la producción de un “sueño nervioso” en el que se logra un estado intermedio que permite una relativa comunicación con el mundo exterior a través de los sentidos. Al principio de su teorización, Braid consideró que el método hipnótico tenía una base puramente fisiológica al afirmar que los fenómenos hipnóticos eran únicamente atribuibles a un peculiar estado fisiológico del cerebro y de la médula espinal, pero rápidamente −en 1847− se manifestó partidario de una teoría psicológica que se basaba en la noción de la prevalencia de la concentración en una sola idea. El principal escollo que Braid vio para la prosecución de su empresa fue el de los prejuicios: estuvo demasiado cercano a las prácticas de Mesmer como para que no se lo considerara un promotor del magnetismo animal y demasiado cercano también, a las prácticas mágicas como para que no se lo acusara de herejía. Varios pasajes de su obra están dedicados a tratar de diferenciarse y defenderse de esas supuestas acusaciones. El método de inducción de la hipnosis es sencillo y se basa en respetar lo que él llama una ley de la “economía animal”. La mirada fija en un objeto y la concentración exhaustiva en él, con reposo absoluto del cuerpo en una quietud general, transforman el cansancio en un estado de somnolencia. Esto, al ser acompañado por una condición del cerebro y del sistema nervioso en forma adecuada hace que en el paciente aparezca el fenómeno hipnótico. Esto no se debe a un aspecto sensible, sino mental. Braid intentó desmitificar el carácter de los fenómenos hipnóticos. No quiso ninguna comparación que se tradujese en una confusión acerca de su tenor estrictamente médico. Por eso hizo mención a las manifestaciones clínicas de las enfermedades nerviosas: es bien sabido que en ciertas ocasiones, los fenómenos surgen espontáneamente en el curso de la enfermedad como la histeria. Estos estados hipnoides −que suelen estar acompañados por fenómenos convulsivos, estupor y trance− tienen extremas analogías con los fenómenos de la hipnosis. Pero en ésta, el fenómeno es inducido bajo la influencia de un agente externo y cumple fines terapéuticos o de ayuda a otro tipo de técnicas terapéuticas como por ejemplo la inducción de efectos anestésicos para prácticas quirúrgicas. Braid consideró que este método era importante para tratar con éxito una serie de enfermedades, pero sin descartar otro tipo de terapéuticas que habían comprobado ser eficaces. Por ese motivo, no permitió que la hipnosis pueda ser considerada una panacea o remedio universal. Sin embargo, hoy podemos aceptar que tiene más éxito y que se adapta mejor en ciertas patologías en las que otros tratamientos médicos fracasan. La utilización de la hipnosis se hizo popular y extendió su práctica rápidamente. Braid murió el 25 de marzo de 1860, en Manchester. 50 // EDITORIAL SCIENS

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