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Las psicosis afectivas monopolares según la escuela de Wernicke-Kleist-Leonhard. Dra. Norma Derito

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En una situación de urgencias los cuadros depresivos agudos deben ser evaluados correctamente, dado el riesgo de suicidio que conllevan. En líneas generales todo cuadro depresivo agudo debe ser considerado de riesgo, especialmente si hay antecedentes de intentos de suicidio anteriores. No hay que olvidar que los cuadros que voy a describir son depresiones psicóticas, por lo que es difícil acceder al paciente a través de la palabra solamente, ya que están certeramente convencidos que la única solución a su padecimiento es la muerte. De ahí la necesidad de actuar con rapidez y con la medicación adecuada y decidir la internación. En los casos de euforias psicóticas, también revisten el peligro de asumir conductas de riesgo para sí o para terceros, por exceso de confianza en si mismo, o por la facilidad con la que en algunos casos se irritan.

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MNC Derito // Urgencias en Psiquiatría. Psicosis endógenas agudas rece ser secundaria al abatimiento que no se puede vencer. Esta es una queja habitual de los pacientes y el síntoma más difícil de vencer con la medicación. Para Max Scheler la capa de los sentimientos vitales es aquella en la que los sentimientos tienen un carácter difuso, se sienten en todo el cuerpo, tienen corporalidad (cómodo o incómodo, vital, fresco, agotado, etc.) nos permiten sentir nuestra vida misma (salud, enfermedad, peligro, porvenir, etc.). Para ellos hay un recuerdo sentimental “son manifestaciones de la propia experiencia de la continuidad personal a través del cuerpo”, (autónomos y espontáneos). Esta definición responde a lo que nos describe Leonhard. Los enfermos parecen tristes, pero en realidad están apáticos. También lo asemeja a la depresión “vital” según la entendía K. Schneider. Este mal humor endógeno, inmotivado, sería distinto a cualquier sentimiento normal, por lo que estaría expresando que se trata de un cambio cualitativo del estado anímico. Es por ello que en los casos leves los enfermos parecen más apáticos que tristes. Van perdiendo el interés por las cosas que antes los atraían o entretenían (empobrecimiento de intereses). Se van tornando indiferentes a los sucesos del entorno, ya nada les causa alegría ni placer. Su ritmo de actividad va disminuyendo porque se van sintiendo presos de una gran fatiga física y mental. Inhibición psicomotora: la fatiga se intensifica, dando lugar a movimientos cada vez más lentos y trabajosos. Su espacio vital se va reduciendo en la misma medida que sus intereses. Aparecen molestias y dolorimientos sordos en todo el cuerpo, se va perdiendo la iniciativa para los quehaceres hasta que solo se mantienen los más sencillos y cotidianos. La voz pierde sus inflexiones, la palabra se vuelve monótona, casi inaudible, falta el aliento. Hay empobrecimiento de los movimientos expresivos y reactivos, la facies queda fija en una expresión entre triste y ausente. Les cuesta fijar la mirada en su interlocutor, un poco por falta de interés y otro poco porque atender al otro le cuesta un esfuerzo que lo agota, es por eso que la presencia de personas que interactúan y lo estimulan lo irrita, porque no puede estar a la altura de los estímulos. El desgano lo atrapa. Esto determina la acentuación de la angustia. En la melancolía pura nunca se llega a la situación del estupor, que es propio de la enfermedad maníaco-depresiva. Inhibición del pensamiento: los tiempos de reacción de las respuestas están enlentecidos. Las respuestas a preguntas sencillas pueden expresarse en tiempos normales, porque no requieren concentración y reflexión. Por ejemplo no hay dificultad en aportar datos personales. Cuando las preguntas son más complicadas suceden dos inconvenientes, si la exposición del interlocutor es larga, la dificultad en concentrarse para prestar atención, hace que pierdan parte del discurso no resultando comprensible, es frecuente que soliciten que se les haga nuevamente el planteo. Por otro lado esta misma dificultad de concentración provoca la alteración en el proceso reflexivo, es como si el paciente sabe que posee los conocimientos para armar una exposición, pero se le escapan y tarda mucho en ordenar un pensamiento complejo para poder expresarlo. En tanto trata de armar un pensamiento coherente, los tiempos de respuesta se alargan, y la contestación puede carecer de la claridad o la síntesis que se pretendía darle. Si una pregunta es sobre un tema completamente nuevo puede no comprenderla en absoluto. Estas dificultades pueden aparentar una pérdida intelectual por bajo rendimien- 118

to (pseudodemencia). El grado de inhibición del pensamiento en la melancolía nunca es tan profundo como para llegar al mutismo. Dificultad en tomar decisiones: para Leonhard es el resultado de los tres síntomas descriptos anteriormente. El desgano, la inhibición motora y la inhibición del pensamiento, determinan que cuando el paciente se encuentra ante la necesidad de tomar una decisión, no puede resolverlo. Si el paciente no se encuentra exigido a actuar este síntoma puede no notarse. Si se le pregunta el paciente lo reconoce porque es una sensación subjetiva. Si el paciente se ve obligado a trabajar en estas condiciones, no puede realizar más de una tarea a la vez, porque olvida rápidamente lo que estaba haciendo primero, en general tiende a persistir en una tarea porque le resulta muy difícil reubicarse para comenzar otra cosa. Es el resultado de la inhibición y el agotamiento. Estas actitudes pueden fácilmente confundirse con una actitud anancástica. Sentimientos de insuficiencia: generados también por el desgano y la inhibición. El paciente toma conciencia de que su rendimiento ha disminuido, no puede cumplir con las tareas habituales con la velocidad y diligencia de antes. A veces ni siquiera puede iniciarlas. Las labores se acumulan sin que pueda decidirse a empezar, más se acumulan, mayor es la dificultad para abordarlas. De aquí surge el sentimiento de insuficiencia que determina la aparición de ideas de desvalorización y de ruina. Se siente culpable por transformarse en una carga para otros, aparecen ideas de culpa y de pecado. Según Leonhard el sentimiento de insuficiencia y la dificultad de decisión son síntomas de gran importancia para distinguir la melancolía pura de otras formas puras de depresión, que carecen de inhibición, como veremos más adelante. Ideación depresiva: para Leonhard en la melancolía pura todas las capas afectivas están afectadas, por consiguiente puede darse cualquier tipo de ideación depresiva: Autorreproches. Ideas de culpa y pecado (por su conducta en el pasado y el presente). Ideas de inferioridad y desvalorización (por haber disminuido su rendimiento). Recelos (no ser querido). Ideas de angustia (ser despreciado, perder familiares, perder la salud, la posición social). Ideas hipocondríacas (seguridad de poseer una enfermedad física grave). Ideas de referencia (se burlan, lo desprecian, pero tienen razón dada su inutilidad) (no son persecutorias). Según piensa Leonhard, la formación de estas ideas tiene en la melancolía pura las siguientes características: Las ideas no son insistentes como en las otras formas puras. Lo atribuye a que en esta forma, la inhibición del pensamiento y la apatía contrarrestan la formación de estas ideas patológicas y su arraigo en el paciente. Algunas ideas pueden sobresalir más que otras, podría deberse a las características de la personalidad previa del paciente. La mencionada inhibición y la disminución de los sentimientos vitales reduce las quejas de estos enfermos a 1) falta de alegría de vivir, todo lo que antes le resultaba placentero ya no despierta su interés, imposibilidad de sentir placer (anhedonia); 2) dificultad para tomar decisiones; 3) incapacidad para sentir. Pueden faltar varias ideas depresivas, lo que casi siempre están presentes son los autorrepoches, que están favorecidos por el 119

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