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Las psicosis afectivas monopolares - Urgencias - Derito

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Las psicosis afectivas monopolares según la escuela de Wernicke-Kleist-Leonhard Dra. María Norma Claudia Derito

MNC

MNC Derito // Urgencias en Psiquiatría. Psicosis endógenas agudas los sentimientos altruistas de consideración hacia los demás, en vez de tomar el comando los sentimientos paranoides de desconfianza. Estos fenómenos los veremos coexistiendo en un mismo cuadro y alternando a toda velocidad en las psicosis cicloides, en la psicosis de angustia-felicidad. Leonhard muestra un caso en el que la paciente tenía idea de referencia de tipo paranoide, pero es importante diferenciar “lo paranoide” en la depresión, de “lo paranoide” en el mundo esquizofreniforme. Nos permitimos diferenciar estos fenómenos, porque en el caso del mundo depresivo, el afuera lo amenaza pero tiene razón en hacerlo, porque es absoluta responsabilidad del sujeto enfermo ser inútil, decepcionar a los suyos, tener la culpa y merecer la persecución y el ajusticiamiento, son las ideas depresivas de referencia apoyadas por percepciones delirantes depresivas. En cambio en el mundo esquizofreniforme el afuera lo amenaza pero él no tiene ninguna responsabilidad en el hecho, lo persiguen sin tener motivos para hacerlo, o sus motivos tienen que ver con la perfección del sujeto, son las ideas paranoides de referencia apoyadas en percepciones delirantes paranoides. Así en lo depresivo se expresan como un acrecentamiento del altruismo, en lo esquizofreniforme se expresan con un acrecentamiento del egoísmo, del narcisismo y la desconfianza. Depresión paranoide Dice Leonhard que en las otras formas depresivas psicóticas, hemos visto aparecer las ideas depresivas de referencia, tal como ya las hemos explicado en el párrafo anterior, pero no eran la esencia del complejo sintomático, sino que se presentaban fugazmente, al margen del síntoma esencial. En el caso de la depresión paranoide las ideas depresivas de referencia son la esencia del cuadro y nacen de la alteración patológica del afecto. También en este caso el estrato afectado en forma patológica es el de los sentimientos psíquicos o anímicos, sentimientos elaborados por la razón y que se forman reactivamente a sucesos externos. Debemos hacer una apreciación personal en este caso, considero que los sentimientos anímicos en su sentido negativo, son más torturantes que los vitales o los corporales, porque justamente pasan por la toma de conocimiento racional de la vivencia. En este sentido creo que es más difícil de soportar la culpa o es desprecio de los demás generado por los propios sentimientos de inutilidad, de desprecio por sí mismo; que sentimientos vitales como una angustia vital que provoca desasosiego, malestar, buscando explicación en hechos íntimos y no en su relación con el mundo, o los sentimientos corporales patológicos que se expresan como sensaciones corporales erróneas y se explican con ideas hipocondríacas. La depresión paranoide genera percepciones delirantes depresivas, el enfermo ocupa su tiempo en mascullar su desgracia y ante el suceso percibido delirantemente, la culpa propia y el desprecio ajeno se van tornando insoportables de una manera más sutil, elaborada y torturante, también más humana, el martirio psíquico autoinflingido del que no se puede escapar. Se puede huir de la persecución ajena, pero jamás se puede escapar del censor que llevamos dentro (no es así en el caso de los psicópatas). Esto nos acercaría a la opinión de Tellembach, en el sentido de que existe un “tipo melancólico”, o personalidad previa predisponente para desarrollar estas formas de depresión psicótica, en las que el estrato de los sentimientos anímicos sería especialmente vulnerable en el sentido negativo, o en el positivo como los veremos 140

en algunas euforias puras. Leonhard entiende efectivamente que esta depresión está unida a procesos intelectuales, por lo tanto asienta en una capa más elevada de los afectos, sujeta a procesos intelectuales, y piensa que en cuanto a profundidad afectiva va a la zaga, respecto de las formas acuciantes e hipocondríacas. Kleist describió una “psicosis depresiva de referencia”. Percepción delirante depresiva: con referencia a estas ideas depresivas paranoides, Leonhard dice que no es reconocible sobre qué base se ha desarrollado la idea misma. Nosotros pensamos que el sentimiento anímico patológico fijado en los sentimientos de desvalorización, de inutilidad, de culpa y también de desconfianza y recelo. Primero es la desvalorización propia, luego el encuentro con el otro lo coloca ante la percepción errónea de que el otro sabe de su debilidad, su inutilidad, por lo tanto percibe delirantemente en forma depresiva el desprecio del otro. En el proceso hay una ida desde el sujeto que siente de su futilidad, hacia el objeto que está presente, y una vuelta desde el objeto al sujeto resignificado autorreferencialmente en forma depresiva en la que el individuo se ve a sí mismo marginado por los otros y a la vez comprende que es el quién se ha aislado. El enfermo ve en el otro una sonrisa que percibe como descrédito o burla hacia su persona, los otros departen despreocupadamente y el enfermo percibe que se está preparando su castigo, su ajusticiamiento. Esta percepción delirante depresiva desencadena un proceso intelectual más elaborado surgiendo la idea delirante depresiva de referencia. Ideas depresivas de referencia: devienen de un proceso intelectual más elaborado. El enfermo piensa que no sirve para nada, que no atiende a su familia, que ha cometido pecados, que no puede sostener su trabajo, que hace las cosas mal, que por su culpa su familia pasará hambre o irá mal vestida, si está solo puede vérselo tranquilo, o un poco angustiado mascullando su desgracia. Si se encuentra en compañía, inmediatamente comienza a percibir erróneamente que las personas se alejan de él, lo marginan, se ríen de él, comentan como será abandonado por su familia, que penas deberá sufrir, que se lo apresará para ser torturado y ajusticiado. Estas percepciones delirantes depresivas reafirman las ideas primigenias de desvalorización, de culpa a las que se agregan culminado el proceso las ideas de ser burlado, despreciado, señalado (pero no perseguido injustamente), y siendo estas últimas según Leonhard la esencia de la depresión paranoide. Estos pasos también explican porque el enfermo prefiere estar solo y la posibilidad del encuentro con los otros (una reunión familiar, un festejo, un paseo, etc.) lo conmocionan al punto de padecer crisis de angustia, pero en ningún momento disputa con los otros. Angustia: por supuesto también está presente, pero a nuestro parecer al tratarse de una forma depresiva elaborada intelectualmente la angustia posee en este caso dos momentos diferentes. Un momento cala su presencia en el sentimiento anímico patológico, nace junto a él y genera las primigenias ideas de pecado, de culpa, de desvalorización. Estas se reafirman en la percepción delirante depresiva naciendo un segundo momento de angustia que alimenta aún más la primera, esta es una angustia patológica más elaborada, más humana si se nos permite decir esto. Por lo tanto más llena de contenidos intelectuales, más insoportable de sobrellevar. 141

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