Views
5 years ago

Poblaciones especiales

  • Text
  • Serebrisky
  • Enfermo
  • Adicciones
  • Psicoactivas
  • Sustancias
  • Intoxicacion
  • Consumo
  • Drogas
Poblaciones especiales - Sustancias

D Serebrisky // Uso de

D Serebrisky // Uso de sustancias en la adolescencia. Introducción a la problemática y características destacadas durar una semana o posiblemente más en el caso de los usuarios habituales. Como el éxtasis deteriora marcadamente el procesamiento de la información, aumenta los peligros potenciales de realizar actividades complejas o que requieran cierta habilidad, como el conducir un automóvil, cuando se está bajo la influencia de esta droga. Evolución del cerebro en la adolescencia y el impacto de las sustancias En la adolescencia (de los 10 a los 19 años, según la OMS) se producen importantes cambios en la arquitectura y funcionalidad del cerebro, los que darán lugar a procesos psicológicos, cognitivos y sociales. Es una etapa en la que se adquiere un importante caudal de aprendizaje, de capacidad creativa y de desarrollo de aptitudes estéticas (música, plástica), físicas (deportes) y fundamentalmente sociales (Sarubbo L. 2014). El cerebro adolescente es muy sensible, tanto a variables internas (hormonas, estímulos, inhibiciones), como a las del ambiente. En la adolescencia hay una importante plasticidad neuronal, produciéndose mielinización de fibras nerviosas, poda de sinapsis, cambios en la concentración de neurotransmisores y de sus receptores, en áreas del sistema nervioso esenciales tanto para las funciones cognitivas como para las comportamentales y emocionales. La diferenciación, migración neuronal, formación de axones, proliferación dendrítica, sinaptogénesis, mielinización, poda, apoptosis y otros cambios dependientes de la actividad del sistema nervioso, empiezan in utero y siguen hasta después de los 20 años. Esta maduración prosigue en la tercera década, especialmente en los lóbulos frontales, que mantienen la plasticidad, permitiendo modificaciones en respuesta a factores ambientales durante el resto de la vida (Sarubbo L. 2014). El proceso de desarrollo del cerebro adolescente, en el cual se destaca la mielinización y la formación de la arborización dendrítica neuronal, puede ser interrumpido con la presencia de la toxicidad del alcohol u otras sustancias tóxicas, generado distorsión de las funciones y eventualmente daño. Tanto los estudios estructurales como funcionales del cerebro sugieren que los adolescentes y jóvenes con trastornos por abuso de alcohol muestran: a) una reducción significativa del volumen hipocampal (principalmente del hipocampo izquierdo), del córtex prefrontal y de la integridad de la sustancia blanca en el rostro y el istmo del cuerpo calloso; b) diferencias en el patrón de activación cerebral en una tarea de memoria de trabajo espacial; y c) dificultades en tareas cognitivas que valoren memoria, atención y memoria de trabajo (Tapert, Caldwell y Burke, 2005; Tapert y Schweinsburg, 2005; Hartley, Elsabagh y File, 2004 ; Müller y Knight, 2006; Johnson et al., 2008; McQueeny et al., 2009; Parada et al., 2007). El equipo de Lisdahl et al. (2013) revisó los estudios sobre el impacto del uso de alcohol y marihuana en adolescentes, confirmando que el inicio en el binge drinking y el uso de marihuana tienen un impacto negativo en la cognición, la estructura y funcionamiento del cerebro en adolescentes y adultos jóvenes sanos, además que el inicio temprano (antes de los 18 años) está asociado con mayores déficits neurocognitivos. EDITORIAL SCIENS 21

D Serebrisky // Trastornos por sustancias - Poblaciones especiales Estos datos sugieren que las intervenciones deben enfatizar el retraso en el inicio del uso de alcohol y otras drogas con el fin de prevenir la aparición de daño neurológico de largo plazo y asegurar el funcionamiento óptimo en la salud y el funcionamiento cognitivo de la población joven. Es importante recordar que hay estructuras del cerebro humano que continúan madurando hasta los 25 años, especialmente aquellas relacionadas con funciones mentales complejas y con la capacidad de controlar los impulsos. Las drogas modifican el equilibrio de la neuroquímica cerebral y las señales que conducen los complejos procesos de maduración de las estructuras comentadas. El consumo durante esta etapa puede traer repercusiones a largo plazo, ya que también puede alterar el proceso de selección de las conexiones neuronales que en el futuro permitirán el funcionamiento íntegro del cerebro (Paus T. 2008), y por ello la necesidad de evitar el consumo, o cuando menos retrasar la edad de inicio. Entre más se retrase el inicio en el consumo de cualquier sustancia, después de que haya concluido el desarrollo cerebral comentado, se tendrá un mayor impacto preventivo. Factores de riesgo y de protección En la adolescencia, el entorno y la familia tienen importante influencia sobre el individuo. Hay factores de riesgo relacionados con el ambiente familiar, escolar y laboral, o sea, características y circunstancias personales y ambientales que aumentan la probabilidad de consumos problemáticos de sustancias psicoactivas. Algunos ejemplos son: el uso de drogas por los compañeros, la pobre calidad de los lazos familiares, la baja cohesión del entorno y altos niveles de disponibilidad. También existen factores de riesgo de carácter personal como las crisis vitales relacionadas con cambios, escasa tolerancia a la frustración (dificultad para tolerar pequeñas o grandes frustraciones de la vida cotidiana), búsqueda de gratificación inmediata, baja autoestima, pobre expresividad, dificultades en la comunicación de sus necesidades, anhelos y pensamientos, ausencia de proyectos y búsqueda de aprobación social. Se llaman factores de protección aquellas características y circunstancias personales y ambientales que disminuyen la probabilidad de consumo problemático de sustancias. A nivel individual están relacionados con los valores positivos con respecto al cuerpo y la vida, autoestima adecuada, logros educativos, capacidad para trabajar en equipo, deseo de autosuperación, respeto a las normas de convivencia, expectativas de futuro y existencia de proyectos. A nivel familiar podemos nombrar: vínculos afectivos fuertes, existencia de normas y pautas de conducta claras, cohesión familiar, roles claros y discriminados. En el ámbito educativo: vínculos positivos con los educadores y la existencia de normas claras. Conclusiones Como podemos ver, en la mayoría de estos casos no se trata necesariamente de un consumo diario de sustancias y, sin embargo, no por eso deja de ser peligroso. Los consumos esporádicos de sustancias, aunque se produzcan principalmente durante los fines de semana, como fumar 22

Biblioteca

Av. García del Río 2585 Piso 12 A - C.A.B.A
+54 11 2092 1646 | info@sciens.com.ar

Editorial Sciens, Todos los Derechos Reservados 2015