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Psicofarmacología 130 - Director Luis María Zieher

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Psicofarmacología 130 - Director Luis María Zieher

Psicofarmacología 22:130, octubre de 2022 Dr. Alejandro Serra 1 , Dr. Alexis Mejías Delamano 2 , Dr. Santiago Muñoz 3 1. Médico (UBA). Médico Especialista en Farmacología (UBA). Director de la Carrera de Médico Especialista en Farmacología (UBA). Profesor Adjunto, 1º Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina (UBA). Director de las Diplomaturas en Psicofarmacología, Facultad de Ciencias de la Salud (UCES). 2. Médico (UBA). Médico Especialista en Psiquiatría. Médico Especialista en Medicina Farmacéutica (UBA). Médico Especialista en Farmacología (UBA). Docente Auxiliar de Primera, 1º Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina (UBA). Docente de la Carrera de Médico Especialista en Farmacología (UBA). Docente de la materia Neuropsicofarmacología, Carrera de Médico Especialista en Psiquiatría y de Neurología (UBA). Coordinador de las Diplomaturas Universitarias en Psicofarmacología, Facultad de Ciencias de la Salud (UCES). Docente del staff estable del Instituto de Psicofarmacología Aplicada (IPSA, Chile). Director del Curso Internacional en Neuropsicofarmacología asociada al Adulto Mayor (Grupo SINAPSIS, EE.UU.). Socio fundador y Presidente de SANEPSI (Sociedad Argentina de Neuropsicofarmacología). 3. Médico (UBA). Médico Especialista en Psiquiatría. Magister en Psicofarmacología. Neuroscience Education Institute (NEI). Médico Especialista en Farmacología (UBA). Docente Auxiliar de Primera, 1º Cátedra de Farmacología, Facultad de Medicina (UBA). Docente de la Carrera de Médico Especialista en Farmacología (UBA). Docente de la materia Neuropsicofarmacología, Carrera de Médico Especialista en Psiquiatría y de Neurología (UBA). Coordinador de las Diplomaturas Universitarias en Psicofarmacología, Facultad de Ciencias de la Salud (UCES). Socio fundador y Tesorero de SANEPSI (Sociedad Argentina de Neuropsicofarmacología). Fecha de recepción: 8 de mayo de 2022 Fecha de aceptación: 21 de junio de 2022 Proteína C reactiva en Psiquiatría: ¿Es un posible biomarcador en la depresión? Resumen Introducción: la proteína C reactiva (PCR) es una proteína de fase aguda sintetizada por los hepatocitos. Su producción es inducida por las citoquinas proinflamatorias, especialmente la interleukina 6 (IL-6) como respuesta a una infección, inflamación y daño tisular. Constituye un biomarcador inflamatorio clave que puede ser detectado en muestras séricas y de plasma sanguíneo. La PCR está asociada con un aumento del riesgo cardiovascular: infarto agudo de miocardio, accidente cerebrovascular, enfermedad vascular periférica y muerte súbita cardiovascular. Desde hace tiempo se la ha considerado como un marcador de inflamación de bajo grado en diversas patologías físicas y psiquiátricas, tal es el caso del trastorno depresivo mayor (TDM). Resultados: los niveles elevados de PCR se establecen como un marcador del aumento del estado proinflamatorio en la sangre asociada con el TDM y un incremento del riesgo de distrés psicológico en la población general. Los niveles plasmáticos de PCR están elevados en los pacientes con depresión aguda. También se encuentran elevados en sujetos con elevado riesgo de depresión. Se ha observado que, dentro de los candidatos a marcadores biológicos asociados al pronóstico del TDM, los niveles basales elevados de PCR se relacionan con una reducción de la respuesta terapéutica en los pacientes con diagnóstico de TDM. Asimismo, se evidenció que valores bajos de PCR se asociaron con una respuesta más rápida a los antidepresivos ISRS. También se ha determinado que el valor elevado de PCR es más frecuente en las mujeres con TDM. Conclusiones: la determinación de los valores plasmáticos de proteína C reactiva es de utilidad para determinar el estado inflamatorio de los pacientes, especialmente en aquellos con factores de riesgo cardiovascular. Teniendo en cuenta que es bien conocido que el trastorno depresivo mayor se asocia con un estado inflamatorio, sería una buena medida desde la perspectiva preventiva la determinación de los valores plasmáticos de PCR. Palabras clave Depresión – Proteína C reactiva – Inflamación – Biomarcador. Serra HA, Mejías Delaman A, Muñoz S. “Proteína C reactiva en Psiquiatría: ¿Es un posible biomarcador en la depresión?”. Psicofarmacología 2022;130:21-25. Puede consultar otros artículos publicados por los autores en la revista Psicofarmacología en sciens.com.ar Introducción La proteína C reactiva (PCR) es una proteína de fase aguda sintetizada por los hepatocitos y utilizada ampliamente en la práctica médica cotidiana (1, 2). Es una proteína pentamérica, con 5 subunidades unidas por enlaces no covalentes que forman un poro central (3). En primera instancia, se sintetizan los monómeros y, posteriormente, los mismos se ensamblan EDITORIAL SCIENS // 21

Dr. Alejandro Serra, Dr. Alexis Mejías Delamano, Dr. Santiago Muñoz para formar el pentámero en el retículo endoplásmico (RE). Una vez que es formada, es “retenida” en el retículo endoplásmico por 2 carboxilesterasas (gp60a y gp50b). En estado de “descanso inflamatorio” la PCR se va liberando en pocas cantidades y cuando comienza el estímulo de los hepatocitos por parte de las citoquinas proinflamatorias, la unión a las carboxilesterasas disminuye y la PCR se secreta rápidamente (4, 5, 6). Esto lleva en poco tiempo a niveles exponenciales de crecimiento en el plasma. Actualmente su medición se realiza a través de un método validado y accesible de alta sensibilidad, denominada proteína C reactiva ultrasensible (PRC US ) (1-7). La producción de la PCR es inducida por las citoquinas proinflamatorias, especialmente la interleuquina 6 (IL-6) como respuesta a un proceso infeccioso, inflamatorio o un daño tisular (1-7). Constituye un biomarcador inflamatorio clave que puede ser detectado en muestras séricas y plasma sanguíneo. La PCR está asociada con un aumento del riesgo de aterosclerosis y enfermedad cardiovascular: infarto agudo de miocardio (IAM), accidente cerebrovascular (ACV), enfermedad vascular periférica y muerte súbita cardiovascular (1, 5). Recientemente se ha demostrado que la PCR constituye un buen marcador de inflamación central o cerebral (6). Desde hace tiempo se la ha considerado como un marcador de inflamación de bajo grado en diversas patologías físicas y psiquiátricas, como es el caso del trastorno depresivo mayor (TDM) (6, 8). La depresión es considerada uno de los principales problemas de Salud Pública a nivel mundial y presenta una gran incidencia en la población (10). El síndrome depresivo esta caracterizado por una pérdida de emociones positivas junto a una sintomatología de tipo negativa (disminución o pérdida de Gráfico 1 Estructura química de la proteína C reactiva interés en las experiencias cotidianas, falta de apetito, alteraciones del sueño, fatiga, reducción del peso corporal, escaso nivel atencional, tristeza, entre otros síntomas) que afectan en forma marcada la calidad de vida de las personas que lo padecen (10, 11). Asimismo, la depresión es una de las causas que contribuyen al desarrollo de discapacidad (12). Cabe destacar que aproximadamente el 16% de los pacientes con TDM presentan al menos un intento suicida durante su vida (10). Depresión y PCR Existen mecanismos inmunológicos implicados en la patogénesis del síndrome depresivo, siendo la activación del sistema inmune periférico el frecuentemente asociado al desarrollo del trastorno depresivo mayor (TDM) (2, 13). Es bien conocida la asociación entre el proceso de neuroinflamación y la depresión, en particular con el aumento de los niveles de la proteína C reactiva (PCR), el factor de necrosis tumoral alfa (TNFα) y la interleuquina 6 (IL-6). Uno de los primeros trabajos científicos en los que se evidenció un incremento de los biomarcadores inflamatorios en pacientes con depresión (incluido un aumento de las proteínas de fase aguda como la PCR y también la producción de diversas citoquinas proinflamatorias (14). La PCR es un marcador proinflamatorio que suele elevarse como respuesta de una inflamación sistémica y es una medida de inflamación de bajo grado en las patologías físicas y psiquiátricas (3, 9, 15, 16). Uno de los mecanismos postulados sobre la contribución de la inflamación en el desarrollo de la depresión es el up regulation y activación de la enzima indolamina 2,3 dioxigenasa (IDO) la cual desvía el aminoácido triptófano a la vía de la kinurenina con la consecuente disminución de la síntesis del neurotransmisor serotonina (5- HT) y un aumento de la producción de los ácidos quinolínico y kinurénico, los cuales generan un aumento de la liberación de glutamato y, de este modo, una reducción en la generación de los factores tróficos asociados a la depresión (por ejemplo, el factor neurotrófico derivado del cerebro -BDNF). Depresión y aumento de PCR Los niveles elevados de PCR se establecen como un marcador del aumento del estado proinflamatorio en la sangre asociada con el TDM y un incremento del riesgo de distrés psicológico en la población general (9, 12, 13). En un trabajo que incluyó 73.131 individuos de la población general se evidenció la asociación entre los niveles elevados de PCR con un aumento del riesgo de distrés psicológico, depresión e internación hospitalaria en pacientes deprimidos (12). Los niveles plasmáticos de PCR están elevados en los pacientes con depresión aguda. También se encuentran elevados en sujetos con elevado riesgo de depresión. Asimismo, la depresión puede coexistir con otras patologías psiquiátricas, como es el caso de la esquizofrenia, generando una merma en el pronóstico de esta, alteración en el funcionamiento y la calidad de 22 // EDITORIAL SCIENS

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