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Psicofarmacología 9

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Revista Latinoamericana de Psicofarmacología y Neurociencia.

Depresión y

Depresión y antidepresivos: Consideraciones en la niñez y la adolescencia Resumen El presente trabajo es una revisión general del concepto de depresión en niños y adolescentes, señalando la importancia de su reconocimiento y sus implicancias clínicas y terapéuticas. Se considerará el uso de los antidepresivos en este grupo etario, el cual podrá ser el resultado de un abordaje interdisciplinario. Palabras Clave Depresión • antidepresivos • niñez • adolescencia • desarrollo Introducción En las últimas décadas se ha comenzado a reconocer la existencia de trastornos depresivos en los niños y los adolescentes. A partir de la mayor adquisición de conocimientos en el campo clínico y terapéutico, se ha logrado realizar diagnósticos más precisos que han permitido acceder a un uso más racional de los recursos terapéuticos disponibles en la actualidad. El término depresión ha sido utilizado como referencia a un síntoma, a un síndrome, a un trastorno o cualidad; lo que ha llevado en muchos casos a una situación confusa para el diagnóstico y la realización de un tratamiento adecuado. A partir de las múltiples evidencias que sugieren la existencia de una continuidad entre la depresión del niño y la del adulto, la significativa morbilidad, y la eficacia de los fármacos antidepresivos en el tratamiento de los pacientes adultos, se ha valido el uso de este grupo de fármacos en la infancia y la adolescencia. Actualmente, se reconoce a la depresión infantil como una enfermedad mental crónica y recurrente que origina una disfunción grave, dejando al niño con un mayor riesgo para el desarrollo de una enfermedad ulterior, pudiendo en ciertas situaciones llegar al suicidio. El concepto de depresión y su desarrollo puede ser planteado desde diferentes niveles: evolutivo biológico, conductual (aprendizaje), social (cultura) y psicodinámico (individual y familiar). La integración de estos niveles resultará en un diagnóstico y un tratamiento más adecuados. El desarrollo de un individuo podemos considerando como un continuo a través de la vida, con cambios en el mundo internos y externos de la persona, los cuales presentan la capacidad de interactuar entre sí, produciendo modificaciones en el ánimo, la conducta t el pensamiento. Estos cambios son más intensos durante la niñez y adolescencia. Epidemiología Las investigaciones epidemiológicas indican que el 14% y el 29% de los niños estadounidenses tienen uno o más trastornos psiquiátricos de una intensidad moderada o grave. En un estudio realizado por Rutter y colaboradores con niños de 10 a 11 años de edad, el 13% presentó síntomas depresivos, el 17% falta de sonrisa y el 9% preocupación por temas depresivos. En comparación con los datos aportados por los padres se evidenció un porcentaje de concordancia de los síntomas de un 10% a un 12%. Entrevistados estos chicos a la edad de 14 a 15 años, más de un 40% refirió sentimientos depresivos y un 7% a 8% ideación suicida. Por lo tanto, algunos autores plantean que la incidencia de depresión sería del 0,9% en preescolares, 1,9% en escolares y 4,7% en adolescentes (2,14,18,20).

Con respecto, a la relación hombre: mujer en la infancia sería similar, no así en la adolescencia donde la misma es de 1:2. La diferencia se establece por factores genéticos, un aumento de los trastornos de ansiedad en la mujer, los cambios neurohormonales y los factores culturales. Tanto el DSN-III, el DSM-IV, como el ICD, 10 establecen las consideraciones que deberán ser tenidas en cuenta ante un episodio de Depresión Mayor en la población infantil. En la Tabla 1 se realiza una comparación de las modificaciones a ser consideradas en los niños ante un episodio de Depresión Mayor. Consideraciones Biológicas En adultos con trastornos depresivos se han observado alteraciones neuroendócrinas, dentro de las cuales se pueden citar la desregulación del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal. Así una respuesta de tipo "no supresor" en el test de supresión de la dexametasona (DST) es considerada un marcador positivo, ya que este tipo de respuesta se observa en el 50% de los adultos con depresión endógena (11). Usualmente, su normalización indica una adecuada respuesta al tratamiento con fármacos antidepresivos. En el grupo de prepúberes y adolescentes se ha descripto una hipersecreción de cortisol y una respuesta de tipo "no supresor" en el DST: un 54% ha presentado anormalidades, pudiendo presentarse estas en un mayor porcentaje en la población de prepúberes (70%) que en la población de adolescentes (43%). Los niños que presentan una normalización del DST a los 5 meses de tratamiento, tienen mejor pronóstico que los que persisten con repuestas anormales. Otras hipótesis biológicas han hecho hincapié en la secreción disminuida de la hormona de crecimiento o en su aumento durante el sueño (10, 28, 32).

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