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Psicosis agudas II - Cap 3 - Las psicosis afectivas monopolares según la escuela de Wernicke-Kleist-Leonhard - MNC Derito

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MNC Derito // Urgencias en Psiquiatría. Psicosis endógenas agudas creída por su familia de sus sufrimientos, pero no por vivencias de influencia externa. Si bien estos enfermos están angustiados, la ausencia de excitación los hace menos peligrosos que los cuadros anteriores. No son propensos al suicidio. Depresión autotorturada Según entiende Leonhard en este tipo de depresión, el enfermo puede aparentar cierta tranquilidad, dentro de un estado depresivo que manifiesta como desgano, tristeza y anhedonia, hemos comprobado que si no se le pregunta por la culpa, esta puede no aparecer espontáneamente al punto de que se puede pensar que se trata de una depresión pura. Cuando se profundiza el interrogatorio insistiendo en los sentimientos de culpa y de pecado, ahí aparece el afecto patológico en todo su esplendor, que está profundamente ligado y genera los complejos de ideas patológicas. Más se refiere a la culpa, mayor es su sufrimiento y desesperación, se tortura a sí mismo por los pecados que cree haber cometido y que merecen castigo, si se distrae al enfermo con otra cosa, el afecto patológico disminuye hasta casi desaparecer. El afecto que se encuentra perturbado pertenece a estratos más elevados que la depresión acuciante (estrato de los sentimientos vitales) y la depresión hipocondríaca (estrato de los sentimientos sensoriales). En la depresión autotorturada estaría afectado el estrato de los sentimientos anímicos o psíquicos, que son sentimientos dirigidos. Se trata de formas sentimentales ante el mundo exterior. Ej. Se pone uno alegre o triste por determinada noticia. Se siente culpable por algo que ha hecho. El Yo tiene participación activa, por eso Scheler los llama también sentimientos del yo. Los sentimientos anímicos se ligan al significado que tiene lo percibido, por lo tanto no son una función del yo, sino una modalidad del yo. Una tristeza motivada, por profunda que sea, nunca tiene la difusión corporal de un malestar vital. El carácter intencional hace que cuando responden a algún acontecimiento externo, lo hagan valorándolo y situándolo en la trama de sus perspectivas personales. Cuando los sentimientos anímicos son patológicos, el enfermo responde ante cualquier hecho desgraciado del mundo externo sintiéndose participe culpable del mismo. De lo que entendemos que los hechos desgraciados son autorrefenciados por la culpa patológica que siente el sujeto. La culpa patológica es primero y luego se apodera de cualquier suceso, que justifica su existencia autorreferenciandolo. Esto arrastra al sujeto a una culpa cósmica, puede llegar a sentirse culpable de todos los males que acontecen en el mundo y más allá. Angustia: en esta depresión la angustia se expresa ante sucesos bien definidos, son aquellos en los que se apoya el sentimiento de culpa para justificar su existencia. Ante ellos la angustia se siente como temor o miedo al castigo. También sucede que cuando se distrae al enfermo con otros temas, la angustia desaparece, por lo tanto la misma no existe sin estímulos externos. Ideas deliroides de culpa y pecado: como ya mencionamos las ideas de culpa y pecado se encuentran en primer plano y son las ideas que genera este afecto patológico, ideas de culpa que se extienden a cualquier suceso desagradable del que tienen conocimiento (culpa cósmica). En este contexto pueden aparecer ideas de autodesvalorización e ideas de empobrecimiento, en este caso encontrándose enfermos estratos superiores del afecto, se preocupan más por sus fami- 112

liares que por sí mismos. Manifiestan temores a que sus familiares soporten grandes fracasos económicos provocados por ellos, serían culpables del mal manejo de los bienes o provocar gastos excesivos por su incapacidad. Por su culpa pasaran miseria, los niños tendrán hambre, este sufrimiento por su familia conduce a una idea característica de la depresión autotorturante. Como se observa, la idea más sustentada por objetos externos, que por lo que le pueda pasar al propio paciente, marca la diferencia porque aparecen sentimientos más elevados, como la compasión por los otros. Culpa universal o cósmica: llamo así a la forma en que se presentan los afectos patológicos, siempre se llega a extremos irracionales. Sienten culpa por un hecho cualquiera, pero más aún, por todos los hechos malos que suceden el mundo (guerras, catástrofes naturales, epidemias, etc.). La culpa es por no hacer nada para evitarlo. Si cometieron un pecado, no es uno cualquiera, sino el pecado más horrible que existe. Al desvalorizarse, no creen que simplemente sean menos que los demás, están convencidos que son los seres más despreciables que existen. Ante esto, no serán simplemente castigados o muertos, sino que sufrirán los peores tormentos imaginables, tanto ellos, como sus familiares. El relato de estas ideas los conmueve profundamente, si se los contradice, enfatizan más sus dichos, tratando de convencer a los médicos insisten en sus ideas profundamente depresivas. Mientras las expresan e imaginan las más terribles torturas a las que serán sometidos, se martirizan a sí mismos, de ahí que se sometan a esta autotortura. Sentimientos anímicos o psíquicos patológicos: estos sentimientos más elevados combinan angustia, sentimientos de culpa y pecado, sentimientos altruistas de compasión por los otros. El resultado de ello, es la aparición de ideas más elaboradas que en las anteriores formas de depresión (acuciante e hipocondríaca). Se combinan ideas de angustia, con ideas de pecado y de compasión, con expresiones tales como que les esperan torturas terribles en el infierno por los pecados cometidos, por los que también serán ajusticiados sus familiares. Que su mera presencia ocasiona horror a su alrededor y avergüenza a sus familiares. Dice Leonhard que en general las ideas de desvalorización superan a las de angustia que quedarían en un tercer plano en cuanto a afecto patológico generador. Nada corporal aparece en la depresión autotorturada, ni tampoco hay alteraciones en la conciencia del yo, por lo que tampoco hay fenómeno de extrañamiento. Ilusiones y alucinaciones: puede disminuir su interés por el entorno, pero porque están permanentemente concentrados en los sentimientos que despiertan determinados acontecimientos especiales, resignificados autorreferencialmente (percepciones delirantes depresivas), sintiéndose ellos únicos responsables del suceso. Pueden aparecer ideas de referencia en cuanto a que los otros se apartan de ellos y los marginan, hablan de ellos, pero no se trata de influencia externa, ya que el paciente cree ser merecedor de tales desprecios, que él mismo los provoca con su indignidad. Aún así estas ideas son raras en la depresión autotorturada y estarían generadas por los sentimientos patológicos anímicos que se depositan en el entorno y lo deforman ilusoriamente. También son raras las alucinaciones en las que los pacientes pueden escuchar y ver como se preparan las torturas para ellos y sus familiares. Pueden presentarse, generadas por el afecto pato- 113

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