VER EL LIBRO COMPLETO Capítulo 6 Síntomas conductuales en la enfermedad de Alzheimer Pablo Bagnati, Diego Sarasola Puntos clave (key points) • Los síntomas de conducta en la demencia son frecuentes. Pueden provocar sufrimiento para el paciente y para el cuidador, acelerar la institucionalización, incrementar los costos, empeorar el nivel funcional y aumentar la morbimortalidad. • Es importante que el clínico sepa que, detrás de un cambio de conducta o personalidad de un paciente —aún sin deterioro cognitivo evidente—, puede haber un proceso demencial constituído. • Los síntomas conductuales pueden ser provocados por diversos factores que deben ser revisados, resumidos como las 5D: delírium, drogas, discomfort, discapacidades, diseases (enfermedades). • Es esencial involucrar al familiar o al cuidador en la evolución de los síntomas conductuales, tanto para comprenderlo mejor como para tratarlo. • El tratamiento no farmacológico y farmacológico precoz suele ser eficiente y reducir el distrés del paciente y del cuidador, con beneficios rápidos y duraderos. • En los cuidados, el objetivo es mejorar los síntomas que el paciente tenga, ya sean dolor, ansiedad, excitación o disnea. Idealmente, hay que evitar internaciones innecesarias. Lo más recomendable es dar cuidados domiciliarios. Introducción La enfermedad de Alzheimer es la demencia más común en Occidente. En 2015, hubo una nueva persona con demencia en algún rincón del planeta cada menos de cuatro segundos. El impacto sanitario de esta enfermedad es enorme y, a la vez preocupante, lo que crea una importante carga económica, social y personal. En cada caso, el peso de la enfermedad recae en el seno de la familia. El médico que inicia la asistencia de un paciente con demencia debe saber que, desde la demencia muy temprana —al lado de los clásicos síntomas cognitivos de la enfermedad o aún sin la presencia manifiesta de ellos—, puede haber síntomas conductuales típicos, como cambios de la personalidad, agitación o apatía, entre otros, que pueden ser altamente discapacitantes para el paciente y gravosos para su entorno familiar y social. A su vez, dichos síntomas pueden tener un tratamiento eficaz, evitando la caída del nivel funcional del paciente, la temprana institucionalización y el agotamiento de los cuidadores. Muchas personas 61
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