J. G. Alonso - E. K. Blanc - M. J. Mazzoglio y Nabar - V. M. Sierra // Salud Mental Correccional Como se ha descripto, una de las principales causas de mortalidad carcelaria es el suicidio que ha sido estudiado desde la década del ´90 por Youkamaa (1997), Christiansen (1999) y Hayes (1997). Los autores coincidieron que la implementación de programas dedicados a la prevención de estas conductas disminuye las tentativas suicidas y los suicidios consumados. Otra estrategia que disminuye la tasa de suicidios es el cuidado de pacientes en alojamientos adecuados, aunque no tengan programas específicos. En Nueva York crearon los “Programas de Cuidado Intermedios” (Intermediate Care Programs) dirigidos a internos que no podrían ser tratados en alojamientos generales o comunes con seguimiento por equipos de salud mental y que no tenían criterios para el ingreso a centros psiquiátricos, aunque padecían de trastornos mentales como esquizofrenia, trastornos graves de la personalidad o afectivos. Con la implementación de estos programas disminuyeron las tentativas de suicidio y las descompensaciones por enfermedades psiquiátricas luego del ingreso. Kamara (1998) y colaboradores arribaron a las mismas conclusiones en cuanto a que …“el cambio a un contexto de mayor cuidado y adecuado, supone una mejoría en la salud de los pacientes-internos, y como consecuencia a una disminución de conductas suicidas”… Por su parte Cox y Morschauser (1997) hallaron una disminución en la tasa de suicidio con un programa implementado en el cual centraron los recursos en las necesidades inmediatas de los internos con perfil de riesgo alto (en aquellos con aislamiento y actos autolesivos dentro de las 24 horas) y abordaron el impacto de la experiencia estresante que provoca la prisión (reacciones de angustia, miedo y falta de vínculos sociales). El programa implementado focalizaba en: • Entrenamiento y formación del personal que atiende las cárceles • Programa de cribado por oficiales de policía • Coordinación por medio de guías entre los responsables de seguridad y de servicios de salud mental • Vigilancia continua en las primeras horas en función del riesgo asignado por protocolo • Tratamiento precoz con las hospitalizaciones si correspondiese Fruehwald y colaboradores en el año 2000 estudiaron los suicidios en las cárceles de Austria, los cuales presentaban tasas estables entre 1947 y 1975 con un alto índice de suicidio. Luego de un cambio en la legislación del país en cuanto a la ejecución de la pena se procuró disminuir la concentración de presos en los establecimientos (que eran con alojamientos individuales), aumentar la cantidad de libertades condicionales y aumentar la cantidad de personal profesional especializado en las cárceles para el tratamiento, además de crear instituciones especializadas para la derivación de internos con ideación o intentos. Si bien las normas implementadas disminuyeron la tasa, no fue significativa. Los autores comparan desde esas modificaciones de forma prospectiva por 20 años y hallaron en su población que había factores limitantes como la falta de socialización y de vínculos, la salida extramuros sin una red de contención y que el aumento de profesionales no disminuía los suicidios sino la aplicación de programas preventivos. 72
J. G. Alonso - E. K. Blanc - M. J. Mazzoglio y Nabar - V. M. Sierra // Salud Mental Correccional Los programas de prevención de suicidio han sido desarrollados en contexto de sistemas penitenciarios y estudiados por diversos autores como Cox y Morschauser (1997), Goss y colaboradores (2002), Hayes (1995, 2006) y White y Schimmel (2002), entre muchos otros investigadores. Con la implementación de estos programas el Estado de Texas objetivó una disminución del 50% de conductas suicidas según Hayes (1996) mientras que el Estado de Nueva York también experimentó una significativa disminución de la tasa de suicidios como lo publicara Cox y Morschauser (1997). La investigación de Felthous del año 1994 reportó que luego de la implementación de dichos programas se obtuvo un periodo sin suicidios por 7 años basado en el soporte psicológico, la observación minuciosa, la eliminación de factores peligrosos, procedimientos claros y sustanciales y el diagnóstico, tratamiento y alojamiento de los internos en medio hospitalario de ser necesario. El grupo de investigadores encabezados por Goss reevaluaron en el año 2002 los programas implementados y encontraron debilidades en el proceso de cribado o categorización implementada, así como un 25% de tentativas que fueron falsos negativos y casi 1/3 de los casos habían tenido atención psiquiátrica anterior. En relación con los programas de prevención de suicidio, tanto la American Psychiatric Association (APA) en el año 2000 y la National Commission on Correctional Health Care (NCCHC) en los años 2003 y 2008, describieron los estándares que deben contener estos programas. La APA puntualizó en distintas recomendaciones basadas en: • identificación (del riesgo en el interno) • capacitación (del personal) • evaluación (basada en protocolos) • monitoreo (plan de acción luego de detección de factores) • alojamiento (específico en caso de factores de riesgo para suicidio) • remisión (para distintas áreas y bajo un concepto de seguridad dinámica) Por su parte la NCCHC señaló los mismos puntos a los que llamó: • Comunicación • Intervención • Notificación • Reporte • Revisión • Informe crítico de incidentes Por todo lo expuesto, se puede integrar que un programa de prevención del suicidio debe tener los siguientes componentes: 1. Capacitación del personal 2. Evaluación y categorización de los ingresos 3. Comunicación 4. Alojamiento acorde 5. Reporte y notificación 6. Actualización de factores de morbi-mortalidad 7. Niveles de observación o seguimiento Aspectos clínicos y especificidades del suicidio en contexto carcelario Existen factores de riesgo para la conducta suicida que han sido descriptos y utilizados para la confección de escalas y guías de detección y procedimiento. En el caso de las personas con PPPL, los factores de riesgo 73
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