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Tabaco

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Trastornos por sustancias - Tabaco

Capítulo 3 Efectos de

Capítulo 3 Efectos de fumar tabaco sobre la salud Daniel Buljubasich “El tabaco puede matar de tantas maneras que es un factor de riesgo para seis de las ocho mayores causas de muerte en el mundo”. Margaret Chan, Directora General de la OMS, 2008. Hace muchos años se discutía si el consumo de tabaco provocaba efectos perjudiciales en la salud. El daño era negado en forma sistemática por la industria tabacalera. En el libro “Los médicos y el tabaco, el gran reto de la medicina” (Simpson D, 2000), Sir Richard Doll autor del prólogo, refiere que en 1951, él y el Prof. Austin Bradford Hill investigaban la relación entre el consumo de tabaco y el cáncer de pulmón, para confirmar o refutar las conclusiones a las que habían llegado en un estudio que habían hecho sobre los hábitos de fumar de pacientes con cáncer y sin él. A Bradford Hill se le ocurrió una magnífica idea: sugirió que preguntasen a los médicos sobre su consumo de tabaco y que, después realizaran un seguimiento prolongado para ver cuáles fallecían antes, y si la mortalidad por cáncer de pulmón variaba, tal y como habían pronosticado en estudios anteriores. Así, estos dos investigadores británicos consiguieron realizar un estudio epidemiológico único sobre la relación entre consumo de tabaco y cáncer de pulmón a lo largo de 40 años. En octubre de 1951 se realizó la inscripción y 40.000 (dos tercios del total) aportaron datos sobre sus hábitos de fumar. Los resultados del estudio no tardaron en aparecer, confirmando la relación y consiguiendo que muchos profesionales de la salud de Gran Bretaña dejaran de fumar. En el reciente y último artículo de seguimiento de 50 años de los doctores ingleses, se observó claramente que la mitad de los fumadores persistentes muere como consecuencia de su adicción (Doll R. 2004). Hoy no hay discusión acerca de la naturaleza adictiva del consumo de tabaco y de la categorización del tabaquismo como enfermedad crónica que, además, provoca innumerables enfermedades. No hay sitio del organismo humano que quede libre de la agresión de los productos nocivos que contiene el cigarrillo. Reviste, además, una característica muy particular, no hay necesidad de consumirlo directamente para sufrir sus efectos: daña también a los consumidores pasivos (Report of Surgeon General, 2006). Tal vez, los efectos más evidentes se observen en el aparato respiratorio y en el EDITORIAL SCIENS 41

D Serebrisky // Trastornos por sustancias - Tabaco sistema cardiovascular, aunque es importante destacar que son mucho más extendidos. En este capítulo, haremos una reseña de las patologías más importantes vinculadas con el consumo de tabaco. Enfermedades cardiovasculares El monóxido de carbono (CO) del humo de tabaco es el principal responsable del daño vascular, alterando las células endoteliales de la íntima, provocando la aparición de calcificaciones y placas de ateroma. La principal causa de las enfermedades cardiovasculares de mayor prevalencia, es la ateroesclerosis (Jeremy JY 1995). Otro de los efectos del tabaquismo que se ha demostrado es el perjuicio sobre el metabolismo lipídico, aumentando las concentraciones de LDL y VLDV, al tiempo que reduce significativamente las concentraciones de HDL. El resultado total de esta constelación de efectos tóxicos, es una afectación profunda y adversa del equilibrio homeostático en el sistema cardiovascular, explicando así la relación bien documentada entre fumar y las manifestaciones subclínicas y clínicas de la aterosclerosis. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo, fundamentalmente, a expensas de la cardiopatía isquémica y de los accidentes cerebrovasculares. En el desarrollo de estas es clave la existencia de factores de riesgo, de los cuales tabaquismo, obesidad, hipertensión arterial y sedentarismo son los más importantes. Tampoco fue fácil llegar a estas conclusiones. De hecho, la American Heart Associaton emitió una declaración en el 1956 donde manifestaba que, con la evidencia disponible hasta ese momento, no existían pruebas suficientes para establecer conclusiones que avalaran una relación causal entre tabaquismo y enfermedad cardiovascular isquémica. Solo cuatro años más tarde tuvieron que rectificarse (Roth G.M. 1960) en función de los primeros resultados del emblemático estudio Framinghan. En personas menores de 60 años, el tabaquismo es responsable del 45 % de los infartos agudos de miocardio (IAM) ocurridos en hombres y del 40 % de los IAM en las mujeres. Además de su vinculación con la cardiopatía isquémica, el tabaquismo es responsable del 50 a 55 % de los accidentes cerebrovasculares, tanto isquémicos como hemorrágicos, del 99 % de las arteriopatías obstructivas de miembros inferiores, es factor causal reconocido de aneurisma de aorta, y en los últimos años se ha acumulado vasta información en relación al desarrollo de ateromatosis carotídea subclínica en fumadores. Estudios en Europa han descubierto que la razón más importante para la amputación de extremidades inferiores es la enfermedad vascular periférica, cuyo factor máximo de riesgo es fumar cigarrillos (Laing SP, 1981). En realidad, no solo fumar tabaco produce enfermedades cardiovasculares. Ya está demostrado que exponerse al humo del tabaco de los demás (tabaquismo pasivo), incrementa en 25 % a 30 % la mortalidad por causa cardiovascular. Estudios publicados recientemente señalan que individuos altamente expuestos al humo del tabaco ambiental (HAT) podrían tener un aumento de riesgo de enfermedad coronaria cercano 42

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