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Trastornos de la personalidad y psicopatía Martin Mazzoglio y Nabar - Vanesa Mariana Sierra

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Los trastornos de la personalidad son cuadros psicopatológicos con alta prevalencia en población con PPPL. La mayoría de este colectivo de personas presentan cuadros psicopatológicos comórbidos muy heterogéneos, junto con antecedentes orgánicos de relevancia (nutricionales, de neurodesarrollo), que dificultan significativamente la construcción diagnóstica de estos cuadros. Además de las dificultades semiológicas, que muchas veces se relacionan con características de temporalidad sobre la cual se puedan observar y estudiar los rasgos del trastorno, la propia patología conlleva inconvenientes y problemáticas en cuanto a su correcto diagnóstico. No obstante, poder instaurarlo proveerá a los profesionales de distintas áreas de tratamiento (sanidad, trabajo social, educación, trabajo y personal de seguridad) de datos que constituirán uno de los factores para evaluar la prognosis de la conducta criminal.

J. G. Alonso - E. K.

J. G. Alonso - E. K. Blanc - M. J. Mazzoglio y Nabar - V. M. Sierra // Salud Mental Correccional ban con prisión preventiva, 64% entre los que tenían una sentencia y 50% entre las mujeres. El TAP fue el TP más prevalente, en el 63% de quienes tenían prisión preventiva, 49% entre los sentenciados y 31% entre mujeres. El segundo TP en prevalencia fue el paranoide (29% entre los de prisión preventiva, 20% entre sentenciados y 16% entre mujeres). Hallaron altos índices de comorbilidades entre la población correccional. Los prisioneros con TAP no reportaban psicosis funcionales, pero se objetivó que habían tenido abuso de alcohol en el año previo de ingreso a la prisión y aumentaba a 6 la prevalencia de dependencia a sustancias. Asimismo, entre las personas con TAP en la cárcel eran más prevalentes las sanciones disciplinarias dentro de la institución y no percibían la pérdida de sus lazos sociales como un factor de vulnerabilidad. Un estudio de revisión sistemática llevado a cabo entre prisioneros en países occidentales fue publicado en 2019 por Fazel y Danesh. Estudiaron 62 publicaciones de 12 países que contenían datos de 22790 reclusos. Hallaron una mayor prevalencia de TP, y en particular de TAP, entre los hombres (65% de TP con 47% de TAP) que en mujeres (42% y 21% respectivamente). Los autores concluyeron que las PPPL presentan un incremento de 10 veces sobre la población general de tener un TAP. Trastorno antisocial, disocial y psicopatía Si bien muchos autores mencionan al trastorno antisocial, trastorno disocial, a la sociopatía y la psicopatía como sinónimos, no son intercambiables. La conducta antisocial se refiere a un comportamiento distorsivo que tiende a dañar al entorno y sobrepasar las normativas implementadas por una sociedad. Desde ausentismos escolares, reacciones agresivas, piromanía, fugas del hogar y escolar, robos, hurtos, entre muchas otras, marcan algunos de los comportamientos que definen la acción antisocial en un tiempo y en un lugar determinado. Estas conductas pueden estar acompañadas por agresividad, violencia y hostilidad. Clínicamente el trastorno disocial es una manifestación de las conductas antisociales en la etapa de la niñez y la adolescencia, y puede darse en diferentes contextos: el hogar, la escuela, las calles. Se lo puede estimar como un prodromo del trastorno antisocial. El patrón mencionado de conductas debe ser repetitivo, violando las normas y los derechos humanos y sentimientos de los otros. El trastorno disocial suele comenzar en la infancia o a comienzos de la adolescencia, siendo más frecuente en hombres que en mujeres. Es probable que la herencia y el entorno influya en el desarrollo del trastorno disocial, y se estipula que dos tercios de los niños dejan atrás este trastorno al comenzar la edad adulta. Los estudios revelaron que cuanto más temprano aparece el trastorno disocial tiene mayor probabilidad de que persista en la vida adulta y conlleve problemáticas legales. Asimismo, es dable destacar que si la conducta disocial se origina a partir de situaciones de estrés o de adaptación a un entorno estresante no se lo consideraría un trastorno disocial, y que en el DSM V pasó a denominarse Trastorno de la Conducta. El término sociopatía se lo utiliza para referirse a problemáticas durante la crianza, en donde hubo un desarrollo con negligencia y falta de disciplina, y que alteraron el desarrollo de un sujeto en cuanto a la introyección de normas y deberes sociales que se relaciona y reedita luego en sus acciones, violando derechos de otros atento a como aprendieron a vivir en el mundo. Este término no es ubicado 63

J. G. Alonso - E. K. Blanc - M. J. Mazzoglio y Nabar - V. M. Sierra // Salud Mental Correccional en las clasificaciones globalmente y más utilizadas, sino de forma cualitativa para describir procesos de psicoadaptación precarios y anómalos, pudiendo llegar a ser utilizado de forma peyorativa. Por último, la psicopatía es una terminología utilizada en el ámbito forense pero no estuvo incluida en el DSM hasta la última versión como fuera mencionado. No es un tipo de trastorno de la personalidad o de clasificación de los mismos, tampoco una enfermedad clasificada como tal. Es un término que ha evolucionado a través de la historia, con fuertes atravesamientos históricos, políticos, sociales y legales. El DSM 5 lo nombra en un apartado titulado como “Modelo alternativo del DSM 5 para los trastornos de la personalidad” luego de la evaluación del nivel de funcionamiento personal e interpersonal en la cual y en función a determinados criterios puede aclararse si el sujeto tiene características psicopáticas. Psicopatía y criminalidad Los psicópatas presentan características importantes de inhibición de las conductas violentas y antisociales, falta de empatía, incapacidad de establecer vínculos profundos, así como también su gran egocentrismo, grandiosidad, impulsividad, bajo controles conductuales y necesidad de poder y control, intimidando a los demás. Los mencionados son factores predisponentes para llevar a cabo un delito. No obstante, el psicópata tiene la capacidad de usar la violencia cuando el encanto, la manipulación, las amenazas y la intimidación no son efectivos para lograr su propósito, siendo capaz de producir la tentativa o muerte de la persona involucrada, sin lograr empatizar con la víctima, ni evidenciar culpa, cargo o remordimiento. Esto no excluye su capacidad para conocer intelectualmente las normas sociales en uso, de hecho, las conoce y adopta una actitud respecto a ellas. El psicópata carece de la capacidad para asumir en su ser interior el orden social establecido y los principios por el que éste se rige. Por tal, ven las normas como obstáculos que se interponen en la consecución de sus ambiciones y, por supuesto, responden ante estos obstáculos, y lo hacen de muy diversas formas. Para estos sujetos, lo que están haciendo es correcto de acuerdo con su valoración de las normas, es correcto por sus propios códigos, y en caso de que no saliese como lo pensaban, no toman la responsabilidad sino que la proyectan en los demás. Por esta razón, los psicópatas en sus relaciones sociales presentan conflictos y, en algunos casos, llegan a cometer delitos violentos. Cuanto menor sea su adaptación a los valores morales de la sociedad, menos reparos va a tener en violarlos y mayor será tanto su peligrosidad como su probabilidad de actividad criminal. En función a sus características de temperamento y personalidad desarrollada en el medio vivenciado, pueden llevar a cabo cualquier tipo de delitos lo cuales usualmente inician a temprana edad. En la mayoría de las legislaciones a nivel mundial y en la nuestra, la psicopatía no exime de responsabilidad penal ya que el juicio de la realidad se encontraría conservado al momento de cometer el acto criminal. En nuestra legislación, según el artículo 34, inciso 1 del Código Penal Argentino, si una persona con características de psicópata comete un delito violento (por ejemplo, homicidio o tentativa del mismo) será imputable dado que por sus características psicopatológicas pudo haber comprendido la criminalidad del acto y haber dirigido sus acciones. Los psicópatas son responsables de los delitos cometidos ya que conocen perfectamente las normas. 64

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