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Tratamiento de las adicciones en Maciá (Entre Ríos). Dr. Nicolás Segovia.

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Tratamiento de las adicciones en Maciá (Entre Ríos). Dr. Nicolás Segovia.

D Serebrisky //

D Serebrisky // Adicciones reinventarse para sostener el tratamiento de sus usuarios hasta la actualidad. Cabe destacar que los pacientes adictos necesitan, para concretar y sobre todo sostener los resultados del tratamiento, mantener la regularidad y un seguimiento permanente en sus procesos, e incluso esto no puede ser considerado garantía absoluta del éxito terapéutico por tratarse de una enfermedad compleja. Algunos datos En la actualidad no se dispone en Argentina de cifras oficiales con respecto los niveles de consumo desde que la pandemia por Covid-19 emergió. Sin embargo, en 2021, el observatorio argentino de drogasrealizó un relevamiento con el objetivo de describir los cambios en las experiencias de consumo de alcohol, tabaco, medicamentos, psicofármacos sin prescripción médica y drogas ilegales,en población de entre 18 y 66 años que reside en contextos urbanos del país, en el marco del ASPO. Este estudio incluyó a algunas ciudades de Entre Ríos. Entre los resultados se destaca que hubo una marcada tendencia a las situaciones de consumo en soledad, ya sea de personas que viven solas o que viven con otros. En referencia al consumo de tabaco se modificaron la frecuencia, el uso y los espacios de consumo, sobre todo en aquellos que conviven con otras personas. Aquellas personas que participaron del estudio y que refirieron haberse autoadministrado medicamentos, justificaron este accionar por el sentimiento producido por la sobrecarga de tareas en el hogar a partir del aislamiento obligatorio. Los fármacos de venta libre como Ibuprofeno, Sertal o Migralse encuentran dentro de la lista de los más consumidos por los participantes del estudio. En cuanto al alcohol Trazan una distinción entre el consumo en adultos y población joven. Con respecto a los primeros, el beber alcoholse relacionaba con una búsqueda de reducir el estrés experimentado en el día. Este es el motivo por el quela ingesta empezó a tener lugar en momentos de la jornada en los que habitualmente no se consumía, traduciéndose en un aumento de la cantidad consumida y de la frecuencia. Los jóvenes en cuarentena habrían reducido la cantidad de alcohol ingerida debido a que se restringieron las reuniones y eventos como salidas a boliches fiestas con amigos. El uso de alcohol en jóvenes está vinculado mayormente a una conducta social. Los participantes del estudio que refirieron haber consumido cannabis durante el ASPO expresaron que el cambio estuvo en no fumar marihuana en forma recreativa o para crear lazos, sino como un recurso para afrontar el malestar psíquico experimentado por el aislamiento. Rearmando las piezas Tras el shock inicial producido por la interrupción forzada del servicio, la coordinación del GÍA debía idear y poner en acción nuevas estrategias para garantizar la continuidad de los procesos terapéuticos de sus usuarios. Había sido un “trabajo de hormigas” lograr la consolidación y la aceptación dentro del nosocomio de un grupo de adicciones y la atmósfera que se respiraba en ese preciso momento era la de un grupo de pacientes y coordinadores que los unía un fuerte lazo afectivo. Era común en las sesiones grupales que alguno de los presentes exprese que en caso de no haber podido asistir la sesión anterior “sintió que extrañaba ver a sus compañeros y las charlas”. En esas situaciones puntua- 136

les, los miembros del grupo contaban con que si no podían estar presentes en una de las citas, tendrían la oportunidad de asistir a la siguiente. Incluso, cuando llegaba el momento del año de tomar vacaciones para la coordinación, no se lo hacía sin diseñar algún plan de seguimiento para los pacientes. En las semanas programadas para el receso, se acordaban con los usuarios y sus familias algunas tareas para aplicar en el día a día y tips para tener en cuenta en algunas fechas que se consideran “críticas” por el alto riesgo de recaídas como son las fiestas de fin de año. Se dejaba en claro la fecha de reinicio del dispositivo, lo cual era una motivación para continuar con lo trabajado en terapia y retornar de las vacaciones con novedades para compartir con los demás integrantes. Además, se les aclaraba que el teléfono de la coordinación quedaba a disposición por cualquier situación urgente que se presente. Esta era la primera vez desde la fundación del grupo institucional de adicciones en que no había un plan B, tampoco había fechas concretas para el reinicio de las actividades ni tareas para el hogar pensadas con antelación para cada situación particular de los usuarios. Se empezó a configurar una situación de emergencia, debido a que una persona que padece una adicción y que interrumpe su tratamiento se encuentra en un alto riesgo de recaer o abandonar el tratamiento definitivamente. Sobre todo en la primera fase del tratamiento, hay una ambivalencia muy grande en este tipo de pacientes que oscila entre dejarse ayudar o continuar con el consumo y las conductas de riesgo. Suspender el dispositivo representaba para algunos de los usuarios un elevado riesgo de muerte, por lo cual el tiempo apremiaba. Dado que todos los servicios del hospital estaban suspendidos, excepto las guardias de urgencias médicas, y que no se podía circular en la calle sin un permiso otorgado por la policía y con un motivo que lo justifique, resultaba imposible pensar en una instancia presencial. Por lo tanto, se empezó a vislumbrar la posibilidad de implementar el recurso de la virtualidad. Considerando que es una metodología que nunca antes se había utilizado, la elección de la plataforma para concretar las sesiones virtuales tuvo algunos contratiempos. Las edades de los pacientes oscilaban entre los 18 y los 70 años, la diferencia generacional se hacía visible en cuestiones relacionadas al uso de tecnología. Algunas plataformas de videollamadas necesitaban ser instaladas en el dispositivo personal, pero algunos pacientes no contaban con el equipo adecuado para tal requerimiento o no poseían conocimientos sobre el uso de computadoras o teléfonos celulares. Finalmente se optó por sistema de videollamadas grupales de Whatsapp, justificando esta elección en que la mayoría tenía descargada la aplicación en sus móviles y tenían noción de cómo usarla. El servicio de terapia grupal se restableció en los mismos días y horarios en que habitualmente se llevaban adelante, para que los usuarios vuelvan a incorporarla a su agenda semanal. Se vivió un clima de emoción y satisfacción por el reencuentro aunque sea a través de una pantalla, se palpaba la sensación de necesidad de compartir con el otro, de estar cerca. Los contratiempos no tardaron en llegar: problemas de conectividad que dejaban congelada la imagen de algunos participantes y que no les permitía estar presentes en la totalidad de la sesión, baterías que fallaban, móviles con problemas preexistentes que no permitían a su propietario estar presente en algunas instancias, dificultades de sonido, 137

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