Psicofarmacología 23:132, marzo de 2023 describieron que los resultados revelaron cinco fitoquímicos con altas afinidades de unión y mejores interacciones con los sitios activos de IL-6 como el galato de epigalocatequina (EGCG), bromelina, luteolina, vitexina e isovitexina. El ácido docosahexaenoico (DHA) tiene una afinidad de unión e interacciones moderadas con los sitios activos de IL-6 y una alta afinidad de unión con las mejores interacciones con los sitios activos de ACE2. El grupo encabezado por van de Rest y colaboradores (2008) investigaron el efecto de EPA y de DHA en el rendimiento cognitivo a través de un estudio doble ciego, controlado contra placebo, en 302 participantes mayores de 65 años a los que se les indicó 1,800 mg/d EPA+DHA, 400 mg/d EPA+DHA, o placebo por 26 semanas y no observaron un efecto significativo en las pruebas cognitivas implementadas. Pero Quinn y cols. (2010) realizaron un estudio aleatorizado, doble ciego, controlado contra placebo sobre el suplemento de DHA en personas con deterioro neurocognitive leve y moderado, con dosis de DHA de 2 g/d en término de 18 meses y concluyeron que el suplemento de DHA no detenía el deterioro cognitivo, pero tenía efectos sobre la funcionalidad de los pacientes. El comité de expertos encabezado por Troesch y cols. (2020) concluyó que “los efectos de DHA y de EPA son aún inconsistentes debido al rango de dosis evaluados, el tiempo y duración, así como la ingesta nutricional base de los sujetos” pero aclararon que se requieren estudios con diseños de investigación más específicos para generar conclusiones sin sesgos y estrategias individuales de acción terapéutica”. Clare Morris y cols. (2003) concluyeron que el consumo de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga se asociaría con menor deterioro cognitivo asociado con la edad. Van de Rest y cols (2016) examinaron la asociación entre ácidos grasos de cadena larga sobre dominios cognitivos (memoria episódica, de trabajo y semántica, velocidad de procesamiento y habilidades visuoespaciales) luego de casi 5 años y publicaron que los resultados sugirieron efectos protectores en el deterioro cognitive multidominio, sin ubicar datos relevantes en relación con el APOE e4. Diversos estudios de investigación con EPA + DHA indicaron un beneficio en la mortalidad de etiología cardiovascular y una correlación inversa con estos episodios cardiovasculares y puntualizaron que, sumado al rol antioxidante y antiinflamatorio, los ácidos de cadena larga regularían la homeostasis plaquetaria con un menor riesgo de trombosis, útil en la terapia para COVID19. Citicolina La citicolina (su nombre químico citidina 5’-difosfocolina) es un 5´nucleótido de pirimida y una sustancia natural que actúa como precursor en la síntesis de la lecitina (fosfatidilcolina) y otros fosfolípidos de membrana, que incrementa la síntesis de la acetilcolina y la actividad agonista colinérgica directa. Es un intermediario en la biosíntesis de la fosfatidilcolina que tiene acciones neuroprotectoras por las cuales disminuye el daño celular estructural causado por la isquemia, dichas acciones incluyen: la prevención de la liberación de ácidos grasos, la estimulación de la síntesis de fosfatidilcolia, la preservación de los niveles de cardiolipina y esfingomielina, el aumento de la síntesis de glutatión, la restauración de la actividad de la bomba Na/K ATPasa y efectos antiapoptóticos. La cicitolina puede ser de forma endógena como donante de colina para biosíntesis de Ach y fosfolípidos de membrana neuronal o por un suplemento dietético que mejora integridad estructural y funcional de la membrana y su reparación. La citicolina protege la integridad de las membranas, tiene un efecto antioxidante, una acción vasoactiva y antiagregante, actividad antiapoptótica y prodopaminérgicra, además de estimular la liberación de la hormona de crecimiento puesto aumenta la liberación de factor de liberación de dicha hormona (este efecto tiene un significado clínico incierto hasta el momento). Dado estas funciones, genera: • Activación en la síntesis de fosfolípidos estructurales de la membrana neuronal. • Incremento del metabolismo cerebral. • Incremento en los niveles de concentración de dopamina y noradrenalina. • Reabsorción del edema cerebral. La citicolina ha sido investigada y propuesta para un uso terapéutico en neuropsiquiatría como el ictus isquémico (desde su función neuroprotectora), la demencia multiinfarto, las demencias tipo Alzheimer y Parkinson, los traumatismos craneales y discinesias tardías. Estas aplicaciones en la clínica surgieron de los mecanismos complejos que involucran una actividad estabilizadora de membrana, antirradicales libres y antiapoptótica, así como publicaciones de evidencias clínicas de mejoría en el pronóstico funcional de accidentes cerebrovasculares agudos y de resultados funcionales en las alteraciones motoras, neurocognitivas y psiquiátricas en los TEC, y debido a su perfil clínico y farmacocinético se describieron en estrategias combinadas junto con los trombolíticos, factores de crecimiento, levodopa (para las bradicinesias). Alvarez et al. (1999) reportaron que la citicolina mejoró el rendimiento cognitivo en pacientes con demencia tipo Alzheimer con apolipoporteína E4 (APOE E4) y que esta mejora en la cognición fue más pronunciada en pacientes con deterioro neurocognitivo leve. Objetivaron un aumento en la velocidad del flujo sanguíneo cerebral mediante doppler transcraneal así como en la velocidad diastólica de la arteria cerebral media izquierda (p
Martín J Mazzoglio y Nabar, Milagros M Muñiz, Agustín D Algieri semanas de administración y no provocó reacciones adversas clínicas ni alteraciones en los parámetros biológicos ni hematológicos. Concluyeron que una dosis de 1000 mg/d de citicolina fueron bien tolerados, que mejoraban el rendimiento cognitivo, la perfusión sanguínea cerebral y el patrón de actividad bioeléctrica cerebral en los pacientes con deterioro mental leve y/o portadores del alelo E4 del APOE. Previamente el estudio de Franco-Maside et al. (1994) reportó que la citicolina disminuyó significativamente la amplitud espectral en la banda theta en los electrodos frontales y temporales, y que no modificó los parámetros de potencia relativa (delta, theta, alfa, beta) en comparación con los registros basales. En los pacientes con deterioro neurocognitivo tendió a aumentar la potencia alfa relativa en los electrodos posteriores (parietoocipitales) y detectaron una mejora significativa en el rendimiento mental después de 1 mes de tratamiento, los datos de actividad eléctrica cerebral se correlacionaron con parámetros cognitivos. Hipotetizaron que los cambios bioeléctricos inducidos serían el resultado de la actividad inmunogénica y/o neurotrófica del fármaco en las proximidades del microambiente vascular. El estudio de Carabelos et al. (1996) utilizó la administración de 1000 mg/d de citicolina por vía oral durante un mes en pacientes con demencia tipo Alzheimer y registraron que el fármaco mejoró ligeramente el rendimiento mental, tendió a reducir la actividad theta en las regiones fronto-temporales, aumentó el ritmo alfa en las áreas occipitales y mejoró la perfusión cerebrovascular al aumentar la velocidad del flujo sanguíneo y reducir los índices de pulsatilidad y resistencia. Agregado a esto, objetivaron que disminuyó los niveles de histamina e interleucinas 1 y 6 en la sangre y el suero, respectivamente, con un aumento del TNF plasmático. Fernández-Novoa et al. (1994) estudiaron el rol de la histamina en pacientes con demencia tipo Alzheimer de inicio temprano y de inicio tardío en tratamiento con citicolina (1000 mg vía oral por 30 días) dado que ésta regula células inmunes y se encuentra alterada en esta patología (elevada en cerebro, suero y líquido cefalorraquídeo). La citicolina redujo al doble los niveles basales de histamina en sangre tanto en personas con demencia tipo Alzheimer de inicio temprano como del tardío, dicha reducción fue observada a las 2 horas posteriores de la administración y progresó gradualmente durante los 30 días de tratamiento. De esta forma confirmaron los efectos inmunogénicos potenciales y también que un exceso de histamina podría influir en algunos eventos etiopatogénicos en la DTA. Por último, Gruber et al. (2015) realizaron un estudio con resonancia magnética funcional en consumidores crónicos de marihuana para evaluar el impacto en la impulsividad y variables neurocognitivas. En el grupo con citicolina se demostró un mayor porcentaje de mejorías en relación con el placebo durante la interferencia de la prueba de Stroop. Mediante la resonancia magnética funcional y durante la interferencia se reveló un aumento de la activación en los tratados con citicolina, mientras que en os que recibieron placebo la activación se desplazó anatómicamente hacia zonas rostrales y permaneció en el cíngulo posterior y medio. Durante la nominación de colores se objetivó un cambio de la activación del cíngulo posterior y medio a la corteza genual en tratados con citicolina, mientras que en los controles persistió la activación posterior, pero con mayor intensidad. Conclusiones Los ácidos eicosapentanoico y docosahexanoico parecen tener un efecto beneficioso potencial en el manejo de la “tormenta de citocinas” de pacientes con COVID-19. También la citicolina podría tener un efecto positivo para la disrupción neurocognitiva asociada al cuadro, especialmente por su acción en circuitos atencionales. El uso de estas moléculas podría considerarse como una terapia farmacológica de apoyo y una estrategia para minimizar el impacto y evolución de la infección por SARS-Cov-2 en el sistema nervioso central. Al día de hoy no se han publicado fármacos para esta dolencia, y dado los mecanismos etiopatogénicos descriptos en el cuadro, estas moléculas podrían intervenir positivamente. Se requiere de estudios clínicos controlados y aleatorizados que puedan confirmar estas propuestas con un diseño metodológico y cantidad de intervinientes acordes, además de tener en cuenta estrategias no farmacológicas que sinergicen los tratamientos. 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